Zepelín (fragmento)Tormod Haugen
Zepelín (fragmento)

"—Había una razón especial para ir a vuestra casa —dijo el chico después de una corta pausa—. El sendero.
—¿El sendero que hay detrás de la casa? —preguntó Nina.
Él asintió con la cabeza.
—Necesito tenerlo cerca.
Estaban sentados muy juntitos. Su brazo desnudo rozaba el brazo de Nina. Un calorcillo agradable se propagó por su cuerpo.
Él era más alto que ella. Era seguramente mayor. Doce años quizá. No se lo podía preguntar ahora. Nina extendió la pierna hasta tocar con el pie su zapato de lona.
El zapato de Zepelín.
En ese momento notó la aureola en su interior. La misma luz que estaba en el jardín de julio y la noche de luna. Por eso seguramente le parecía tan natural estar allí sentada, en un árbol, en plena noche, oyéndolo hablar.
Nina tomó un mechón de su pelo rubio y lo observó. El blanco se reflejaba en el árbol.
El flequillo del chico era negro con una raya plateada bajo el cielo de luna.
La rama en que estaban sentados se fue secando. Su camisón se fue empapando con la lluvia. Pero no importaba.
Él seguía hablando, bajito, y estaba muy cerca.
—Si un día no me queda otra salida, tendré que utilizar el sendero.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Nina.
—Ese sendero —dijo—, ese sendero conduce a una gruta secreta donde nadie, nadie en el mundo, puede encontrarme. Allí estaré seguro, y allí podré vivir hasta cumplir cien años si hace falta.
—No será un secreto si yo lo conozco —dijo Nina. "



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