Jokha Alharthi Cuerpos celestiales (fragmento) "De repente, una voz fuerte y áspera colmó todo el patio. Bismillahi... ma sha’ allah... allahumma salli ala n-nabi... allahumma salli ala l-habib... bismillahi... ¡En El nombre de Allah, El Compasivo, El Misericordioso! ¡Que la ceguera zahiera al envidioso! Ma sha’ allah. ¡Es la voluntad de Allah! ¡Es lo correcto! La primera es una niña y una niña crecerá y cuidará de sus hermanos menores. Diez niños la seguirán, si Allah lo desea. Bismillahi... allahuma salli ala n-nabi. ¡Ofrezcamos preces al bendito Profeta! Al oír esto, Salima le propinó a su hija un bofetón de advertencia. ¡Ni siquiera piensas en levantarte como todos y rehuir aquellas abyecciones que no son para una niña! No son para ella sino para la novia del anciano. Así de simple. Zarifa se pavoneó a lo largo de la estancia, haciendo melifluas pausas con metódica sutileza, mientras el nombre de Allah emanaba sin cesar de sus labios. Seguidamente, plantó sus pies enérgicamente sobre la tupida alfombra persa para dar testimonio tanto de su suavidad como de su consistencia. Empujó hacia un lado la tela cuasi transparente que protegía la bandeja de frutas y dátiles. Y la contempló de un solo vistazo. Sacudió la pequeña cuchara argéntea en la taza para asegurarse de que realmente contenía espléndidos y gruesos hilos de azafrán. Sólo entonces continuó su camino hacia la habitación del medio. " El Poder de la Palabra epdlp.com