La conquista de Nápoles (fragmento)Bartolomeo Facio
La conquista de Nápoles (fragmento)

"Cuando el prefecto Arnau se dio cuenta de la situación, mandó llamar a Pietro, prefecto de la ciudadela marítima, para pedirle que enviase a su presencia a aquellos cinco franceses, a los que había capturado cuando entraban en la ciudadela por la noche, por ver si podía mitigar la locura de los enemigos al exponerlos al impacto de la ballesta.  Cuando expuso a los franceses, que habían sido llevados a su presencia sin dudar un instante, a los embates de la ballesta, Zampania, un general de Renato de origen francés, indignado de que matasen a los hombres de su pueblo de un modo tan vergonzoso, dijo: «¿Qué estamos haciendo, Nicola? ¿Por qué vamos a perder a los nuestros? O quizás, ¿por qué no pensamos mejor en cuál es el método más honroso para poder vengarnos de los enemigos? Asediaremos la torre de San Vincenzo y, una vez tomada, devolveremos en poco tiempo la ciudadela regia, que ha estado totalmente aislada del suministro de trigo y de cualquier otro alimento, a la jurisdicción de Renato». Puesto que Nicola respondió que colaboraría de buena gana en este plan, con tal de que él quisiese seguirlo con sus tropas, Zampania aceptó esta condición y detalló todo este proyecto a Renato.
Renato, satisfecho por esta solución, hizo valorar las naves de aquellos que rehusaban exponerlas alegremente al peligro y, tras ofrecerles una garantía idónea por ellas, ordenó que se preparasen lo antes posible aquellos recursos necesarios para llevar a cabo el asedio de la torre. En cuanto se conoció la ofensiva, Arnau, a quien Alfonso también le había encomendado la vigilancia de esta ciudadela, hizo cruzar rápidamente a veinte soldados, que eran la flor y nata de la guarnición de la ciudadela regia, en dirección a la torre, y al frente de todos ellos, que eran casi treinta, puso a sus hermanos Martín y Pedro. Con un extenso discurso les tranquilizó y, tras transportar una gran carga de piedras y misiles y
tener previstas todas aquellas armas de las que pudieron proveerse en tan exiguo espacio de tiempo, volvió a la ciudadela regia. La ciudadela de San Vincenzo estaba bañada por el mar por todas sus partes, y por aquella parte que está orientada al mar contaba con un muro anchísimo para hacer frente a los oleajes; sin embargo, por la parte de tierra firme no quedaba cerrado con ningún tipo de amurallamiento. En su parte más alejada, por donde está más próxima a la ciudadela regia, está situada la torre, rodeada por su parte interior con un muro cuya altura apenas superaba la altura de una persona y quedaba tan abajo que las proas de las naves más grandes alcanzaban la cota del muro. Con el objetivo de asediar esta ciudadela llegaron allí al día siguiente Nicola y Zampania con numerosas naves y lembos. "



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