Cuadros de la naturaleza (fragmento)Alexander von Humboldt
Cuadros de la naturaleza (fragmento)

"Hállase en el mar, y a una gran distancia de las costas, como muchas veces lo tengo observado en el mar del sur, pajaritos y aun mariposas lanzadas a lo lejos por los vientos huracanados que soplan de tierra. Sucede también que estos insectos se elevan involuntariamente a las más altas regiones atmosféricas, hasta 4.873 y aun 5.847 metros sobre las llanuras. Lo cual depende de que el calor de la corteza terrestre produce una corriente vertical de aire que arrastra consigo los cuerpos ligeros.
Cuando un eminente químico, M. Boussingault, que en esta época era profesor aún en la Escuela de Minas recientemente establecida en Santa Fe de Bogotá, subió a los montes de Caracas, presenció casi a la mitad del día, en una excursión a la cumbre de la Silla, un fenómeno que prueba de una manera palmaria la existencia de tales corrientes ascendentes de aire. Vieron él y su compañero de viaje, don Mariano Rivero, subir cuerpos blanquecinos y relucientes del valle de Caracas que llegaron a la cima de la Silla, cuya altura es de 1.754 metros, y caer desde allí en la costa inmediata. Duró este juego una hora entera sin interrupción. En un principio M. Boussingault creyó que lo que veía era un enjambre de pajarillos; pero no tardó en convencerse de que eran briznas de hierba reunidas en pelotones. Me envió M. Boussingault un ejemplar de esta gramínea, que M. Kunth reconoció
inmediatamente como una especie de vilfa, planta que muchas veces se halla mezclada con el agrostis en las provincias de Caracas y de Cumaná. De Saussure encontró mariposas en el Mont Blanc. Ramond las halló en las soledades que rodean a la cima del Mont Perdu. Cuando el 23 de junio de 1802, Bonpland, Carlos Montufar y yo llegamos a la altura de 5.882 metros, en el reverso oriental del Chimborazo, altura a la que bajó el barómetro 13 pulgadas 11 líneas 2/10, vimos revolotear en torno nuestro insectos alados.
Reconocimos que eran dípteros parecidos a moscas; pero caminábamos por una arista (cuchilla), de apenas 10 pulgadas de anchura, entre dos pendientes rápidas cubiertas de nieve, y nos fue imposible cogerlos. La elevación a que percibimos estos insectos era casi la misma que aquella en la cual rocas peladas de traquita, que rasgaban la envoltura de las nieves perpetuas, nos mostraban en el Lecidea geographica la última huella de vegetación. "



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