Los Cenci (fragmento)Antonin Artaud
Los Cenci (fragmento)

"CAMILO (Cuya voz llega en un soplo). - Vaya, aquí hay alguien que podrá aclararte mejor las cosas.
ORSINO, - ¿Qué complotaban con ese cura tarado?
GIACOMO. ¿Yo? Nada. Usted sabe muy bien del enredo en que estoy metido. Ese cura piensa que Ud. tiene una manera que pueda ayudarme a librarme de él.
ORSINO. - Tú, tus hermanos, tu hermana, tu padre, no cesarán hasta haber destrozado todo. (Haciendo un aparte) Quiero darle a esta raza maldita los medios para que se devore. Sabes que yo iba a casarme con Beatriz. Su viejo padre actúa de manera de echar por tierra las esperanzas que yo alimentaba. Acaba de caer sobre toda esta gente una extraña fatalidad. Los hijos mueren, el padre extraviado, la hija sumida en insoportable mis­ticismo. Ud. no estaba en Roma anoche, pero es imposible que no haya llegado a sus oídos el escándalo que estalló en este palacio que para Ud. está vedado para siempre.
GIACOMO. - ¿Qué escándalo?
ORSINO. — Todas las puertas cerradas, los invitados creyeron ver llegar su última hora. Yo, por otro lado, me he enterado de todo eso por las indiscreciones de la servidumbre. Los verdaderos invitados tienen la boca sellada.
GIACOMO. - ¿A tal punto?
ORSINO. - ¿De dónde sale Ud.? Se diría que olvidó de qué sangre viciada proviene usted. De todos modos, el viejo Cenci ha sabido imponer el silencio a sus invitados.
GIACOMO. - En nuestros días tal secreto ya no sería posible de ocultar. Estamos, al fin y al cabo, en el siglo XVI. Y el mundo ha progresado.
ORSINO. -Y en cuanto a su hermana y a Lucrecia, no necesito decirle lo agobiadas que están por el terror.
GIACOMO. - Y bueno... todo esto viene de maravillas, porque yo también estoy destrozado.
ORSINO. — Algo me dice, señor Cenci, que este sometimiento no puede durar más. He visto al Papa para tratar de interesarlo en los sufrimientos de esta familia aterrorizada. Su Santidad se me ha reído en la cara. “¿Que me subleve, me dijo, contra la autoridad natural de un padre; que debilite, de esa forma, el principio de mi propia autoridad?” “No, jamás”, agregó. Es Ud. mismo quien tiene que hacerse cargo. Cuando no hay justicia, es bueno que todos los oprimidos se agrupen fuera de toda legalidad. "



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