El libro de los otros (fragmento)Italo Calvino
El libro de los otros (fragmento)

"Es la primera vez que tengo la satisfacción de ver una definición crítica tan inteligente y completa, porque es la primera vez que se analiza mi modo de imaginar y construir una historia. Esto es, usted dice cosas que yo no sé pero en las que me reconozco, explica un mecanismo del que no soy totalmente consciente, pero que reconozco como verdadero. (Mientras que habitualmente los críticos dicen o cosas que ya se saben y que no da ningún gusto oír repetir, o cosas en las cuales uno no se reconoce.) Usted ha organizado y desarrollado los principios de una metodología de la narración que es la mía, que yo solo inorgánicamente había atisbado: que mi punto de partida es la imagen y que la narración desarrolla una lógica interna de la imagen misma. Usted observa justamente que este proceso lógico, llevado a sus últimas consecuencias, al llegar a cierto punto se apaga y se anula en un tercer momento: el de la contemplación. Este es quizá mi límite; algunos críticos me lo reprochan con otras palabras; dicen que no voy nunca hasta el fondo, que al llegar a cierto punto en mis historias todo se aplaca y se sosiega, que carezco de sentido trágico; pero ¿qué puedo decir? Efectivamente este proceso debe corresponder a mi psicología, a mi relación con el mundo, y no puedo expresar sino esto, sea justo o equivocado. En una palabra, aquello a lo que tiendo, lo único que quisiera poder enseñar es un modo de mirar, es decir, ser en el mundo. En el fondo es lo único que la literatura puede enseñar.
Y me interesa mucho lo que usted dice sobre el valor de la acción en mis narraciones. Es un problema que nunca me había planteado; siempre pensé que amaba la acción, la práctica, pero en realidad no soy instintivamente un hombre de acción, sino solo por un acto de voluntad y por impulso racional; y la acción constituye siempre para mí un problema. Por lo tanto, descubrir que en todos mis cuentos hay ese problema de la agitación inútil y de la acción real es para mí una preciosa adquisición. Es maravilloso cuánto consigue decir usted en una paginita y media. Lamento un poco, claro está, que la ejemplificación haya debido mantenerse en límites muy reducidos (y llegan a adquirir gran importancia cuentos que no considero de los mejores, como el de los esposos que no duermen nunca juntos), pero veo que se hace un buen balance de toda mi producción. Su argumentación podría ampliarse hasta constituir un vasto ensayo. "



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