La pasión según Trelew (fragmento)Tomás Eloy Martínez
La pasión según Trelew (fragmento)

"La soledad empezó cuando separaron a los hombres de las mujeres. Nos llevaron a una sala grande, enrejada, en la que nos esperaban tres personajes silenciosos. “Vamos a higienizarlos”, nos anunciaron. Allí aprendimos que la higiene, en la cárcel, sólo se reducía a un corte de pelo reglamentario.
Nos preguntamos qué régimen penal nos aplicarían, y alguien trató de consolarnos asegurándonos que sólo durante la primera noche estaríamos en celdas individuales, porque después iríamos a los pabellones, con tres horas de recreo por la mañana y tres más por la tarde. No hubo nada de eso, compañero. El mismo 13 de octubre, en homenaje a los rastrillados de Trelew, salió la ley 19.863, para detenidos “de máxima peligrosidad”, que establecía la celda cerrada permanente, la soledad sin diarios ni radio ni libros, la prohibición de cantar, silbar y gritar, elevar la voz y etcétera.
Mi celda era la número 7. A la izquierda estaba Horacio Correa. A la derecha, Sergio Maida, el compañero que sintió más duramente aquella opresión. A través de una larga militancia, yo había aprendido a prepararme para la cárcel, a aceptar que entre esas cuatro paredes sucias estaba mi lugar de lucha y que si yo había caído era porque mi conciencia se había atrevido a despertar.
Los dieciséis rehenes de Rawson, Trelew y Puerto Madryn comprendimos en aquellos días que la serenidad individual no basta; que es necesario siempre intentar alguna acción de conjunto.
En los infinitos ratos vacíos empecé a prestar atención a los objetos.
La forma del agua, por ejemplo. La canilla no funcionaba y la rejilla estaba llena de gusanos. ¿De qué se alimentarían aquellos gusanos? ¿Qué traición de la naturaleza los obligaba a compartir conmigo una cárcel que ellos, pobres animalitos, no se habían ganado? Para colmo, no me quedó otro remedio que privarlos de la poca humedad que tenían. Porque la canilla, aunque descompuesta, dejaba caer una gota cada seis o siete minutos. Con el papel de
aluminio de mi último paquete de cigarrillos fabriqué una copita para recoger el agua. Así no tuve que aguantar la sed hasta la hora de la comida. "



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