Norma (fragmento)Sofi Oksanen
Norma (fragmento)

"Mucha gente recuerda el asesinato del balcón de Laajasalo, y los diarios de sucesos y páginas web dedicadas al crimen suelen sacarlo a colación cuando repasan casos del pasado. Un día, una clienta de la peluquería que era toda una fan de los asesinatos se puso a hablar de Helena. Enseguida me di cuenta de que Marion se ponía pálida, así que le dije al oído que yo terminaría de aplicar el tinte.
Como tantos adictos al crimen, la mujer creía conocer los hechos mejor que la policía; para colmo, había vivido en el mismo edificio que Helena y conocía a personas que la habían visto salir al balcón por última vez. (El inmueble se había convertido en una atracción para el turismo de asesinatos, lo que había terminado por condicionar su precio. En susurros, la mujer nos confesó que sólo había conseguido venderle su piso a una familia de inmigrantes que no había oído hablar del caso.) Yo, de haber podido, habría ahorcado a aquella cotorra con mis propias manos. En vez de eso, tuve que escuchar durante más de una hora sus especulaciones sobre la amante, el divorcio, el destino de los hijos... Opinaba que cualquier mujer se volvería loca por menos que aquello y estaba segura de que, en realidad, el verdadero objetivo de Helena había sido Lambert.
Yo, en cambio, siempre he pensado que lo que Helena buscaba en realidad era asegurarse de que su familia no tendría descendencia, y aquel acto era su única forma de garantizarlo. Eva me ha hablado de muchas tragedias similares y su posición es muy clara: no conviene arriesgarse a pasarle la locura a los hijos. Aunque la probabilidad de heredar la esquizofrenia sea únicamente de un diez por ciento, me di cuenta de que a Marion le preocupaba el asunto.
A ti podría ocurrirte lo mismo que a Helena si se descubriese tu secreto o tuvieras hijos parecidos a ti. El peligro que corres no sólo está relacionado con que, si te pillan, sin duda serías acosada por una horda de hombres de negocios, inversores, investigadores y médicos, y acabarías cayendo en las garras de la industria de la belleza: la verdadera amenaza es el comportamiento impredecible de tu pelo. Una vez descubierto, podría reaccionar de forma que ya no pudieras anunciar tintes para el cabello, ni aparecer en las portadas de las revistas de moda, ni convertirte en el buque insignia de un nuevo producto capilar como las hermanas Sutherland; no te convertirías en una musa como Elizabeth ni acabarías siendo una estrella maldita como ellas; más bien acabarías en la cárcel, en un psiquiátrico o en otra institución para personas peligrosas. También irían a fotografiar tu casa y tu ventana, y las aves carroñeras volverían a encontrar el camino a la casa de Naakka. Productores de televisión procedentes de todos los rincones del mundo decidirían grabar sus programas sobre freaks en un paisaje tradicional finlandés con carreteras flanqueadas de abedules o en el patio de una granja típica. Habría investigadores buscando estudiar el ADN de la familia Naakka. En el pueblo ya sólo quedan personas mayores, pero ellos bastarían para dar cuenta de la gente extraña que solía habitar en Naakka y de esa madre sobreprotectora que no dejaba a su hija corretear libremente, ni ir de excursión con el colegio, ni a la escuela luterana. Todos tendrían su propia historia que contar porque nadie podría resistirse a sus quince minutos de fama."
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