Trans-Atlántico (fragmento)Witold Gombrowicz
Trans-Atlántico (fragmento)

"Pero cuando esa noche, muy tarde, medio muerto de fatiga, regresé a casa, encontré un recado del Consejero Podsrocki notificándome que debía presentarme al día siguiente a las 10 de la mañana en la Legación, porque Su Excelencia el Ministro deseaba verme. Aquella convocatoria me produjo el efecto de un rayo caído de un cielo sin nubes, ¿qué querrían? ¿Qué se propondrían hacerme? Seguramente me reprenderían por haber Caminado en la Recepción o por mis tratos con el Puto. ¿Por qué me atormentaban?, ¿por qué no me dejaban en Paz? ¿No tenía yo líos suficientes? ¿No les bastaba con haberme llenado de Vergüenza por su culpa? ¡Tal vez hasta quisieran castigarme por mis Bufonerías! Pero como debía ir fui, pensando: «A mí tú no me vas a morder, seré yo quien te muerda; no vas a enfrentarte con un imbécil, sino con un Hombre que se te atragantará como si fuera un Hueso». Cuando iba por la calle oí los gritos fastidiosos de «¡Polonia, Polonia!», pero mantuve el paso mientras llegaban de la Patria los ecos de la lucha y el grito terrible de la Patria; seguía rondándome en la cabeza la dichosa Filiatria. En la Legación, silencio, habitaciones vacías, entré, se levantó a recibirme el Consejero Podsrocki con pantalones a rayas y Levita, doble cuello y una corbata de moño. Me saludó con extrema amabilidad, aunque Fríamente, y después de dos gruñidos me indicó con su largo Dedo inglés la puerta. Entré, en medio de una habitación había una mesa y detrás de la mesa el Ministro y a su lado otro miembro de la Legación que me fue presentado como el coronel Fichcik, agregado militar. El libro de Actas sobre la mesa y un tintero me indicaron que no se trataba de una conversación, sino de una Sesión. "


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