A Isherwood agonizanteThom Gunn
A Isherwood agonizante

"Podrías estar, Christopher, en tu umbría casa de Santa Mónica donde descansas y esperas
 escuchar del exterior un sonoro sumario,
 irregular, anónimo,
del Berlín de hace cincuenta años
cuando los días otoñales se retrasaron:
el susurro de las chicas que hablaban de hombres jóvenes de pie, en la profunda y oscura calle, bajo
fachadas lúgubres desmigajándose como acantilados, en cuyo interior, en una habitación alquilada, escuchabas, preguntándote
si por casualidad una podría estar susurrando por ti, y añadías sin sentimiento alguno:
«Es del todo imposible».
Ahora la vigilia que tú soportas es más estricta y entre las palmeras del desfiladero y el oro desmenuzado sería perfectamente posible
escuchar el susurro de una llamada solitaria: Sal.
Sal y piérdete en el frío.
Una seducción insistente e impersonal. "



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