El libro rojo de las hadas (fragmento)Andrew Lang
El libro rojo de las hadas (fragmento)

"Érase una vez un pescador que trabajaba muy duro pescando para la mesa del rey. Un día no pescó nada. No importaba cuántas veces lanzara línea con la caña, no había ni un espadín en el anzuelo, pero cuando estaba a punto de terminar el día, emergió del agua una cabeza que le dijo: “Si me prometes que me darás lo que tu esposa te enseñe cuando llegues a casa, tendrás pesca más que suficiente”.
Y el hombre dijo que sí al instante y tuvo una pesca excelente, pero al llegar a casa en la noche, su esposa le mostró al bebé que acababa de nacer. El hombre se echó a llorar y le contó de la promesa que había hecho, estaba muy triste.
De inmediato le dijeron al rey, quien al saber lo desesperada que estaba la mujer del pescador, dijo que se llevaría al bebé e intentaría salvarlo. El rey lo trató como si fuera su propio hijo y así creció hasta convertirse en un joven. Un día pidió permiso para ir a pescar con su padre, pues tenía muchas ganas de ir con él. El rey no quería dejarlo, pero al final le dio permiso. Se quedó con su padre y todo iba maravillosamente bien hasta que volvió a tierra en la noche. Ahí se dio cuenta de que había perdido su pañuelo y salió de nuevo al bote por él. Sin embargo, no bien se volvió a subir al bote, éste comenzó a moverse con fuerza y tan rápido que se formó espuma alrededor del bote. Todo lo que el muchacho hacía para devolver el bote a la orilla era inútil, pues siguió avanzando toda la noche hasta que llegó a una playa muy lejana en la que desembarcó. Al cabo de caminar un buen tramo encontró a un anciano con una barba blanca muy larga. "



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