Julia (fragmento)Amadeo Vives
Julia (fragmento)

"Una mujer de vida alegre se viste quizá de monja. Sin duda el traje nos revela una inconsciente vocación frustrada. Si sois curiosos, probablemente descubriréis
que tal mujer cumple sus obligaciones con negligencia y poca fortuna. En cambio, ¡cuántos ensueños, fantasías e ilusiones pondrá quizá en un disfraz de cocotte una mujer de su casa! ¡Nadie lo ve! ¡Nadie lo sabe! ¡Nadie lo oye! Pero ¡oh poder admirable de las máscaras!, allá quedan escritos los sueños en los sutiles pliegues de los trajes reveladores.
Si entre los infinitos aficionados a disfrazarse de animales hay algún asesino, probablemente escogerá un disfraz de elefante, que es el animal más buena
persona que existe, y todos recordaréis a más de un Juan Lanas disfrazado de león espantable o de tigre feroz. Los trajes de clown suelen llevarlos los esclavos, los pequeños Prometeos que aspiran a la libertad. Hay más de una sutil relación entre un traje de clown y La Marsellesa.
Todos los trajes de máscara tienen su sentido, y no sólo los trajes, sino sus formas y hasta sus colores.
El Carnaval se acerca. Id, ved, observad y juzgad.
Pero hay muchísimas personas que no se disfrazarían por nada del mundo, mas en ellos la triste herencia de Adán y la necesidad de revelarnos su interior toma otras formas. Prescindiremos de la alta significación de los bigotes, de los peinados, uñas, formas de sombreros, trajes, puños de camisa, botas, sortijas, cadenas de reloj, tarjetas, muebles, etc., para fijarnos en un curioso maquillaje del espíritu. Me refiero a un cierto número de palabras con las cuales nos clasificamos en la vida pública o civil, y que suelen también significar ocultación, una aspiración inconsciente o una confesión, lo mismo que sus hermanos los disfraces.
Y así nos llamamos demócratas, republicanos, monárquicos, filósofos, simbolistas, realistas, artistas, futuristas, sensibles, insensibles, impresionistas, estetistas, autoritarios, mediterráneos, ultraístas, etc., etc. Y el nombre que recogemos casi siempre es representativo de impotencia o fracaso, del cual nos
vengamos pasándonos al enemigo.
Luis XVI se vengaba de ser rey arreglando relojes y cerraduras.
Su verdadera naturaleza de cerrajero le hacía traición y fue causa de su trágica muerte. Es seguro que se complacía haciéndose llamar familiarmente con algún nombre democrático que le aliviase de la carga pesada de la realeza.
Todos los días vemos artistas con alma de hortera que se declaran simbolistas, realistas y hasta ocultistas; que se declaran filósofos trascendentalistas y serían magníficos porteros: terribles autoritarios que, si no fuera por el sexo, serían excelentes amas de cría; espantables gastrónomos que lloran leyendo una tierna poesía; mujeres sin sensibilidad, protectoras de animales y plantas; hombres bondadosos que tiran bombas; autócratas enemigos del principio de autoridad y millonarios que dicen que la propiedad es un robo.
Carlyle no comprendió estas cosas cuando se empeñó en ver a los hombres desnudos. "



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