Amor y amistad (fragmento)Alison Lurie
Amor y amistad (fragmento)

"La tarde de Navidad en Palm Beach. Estamos todos agotados de tanto sonreír. En las papeleras se apretujan papeles de envolver, cintas y laminillas de metal verdes, rosas, malvas, de los paquetes que nos dimos mutuamente esta mañana. Sospecho que a Roy, como a mí, le gustaría tirar allí sus regalos, caros como son. (Madre está organizando, sencillamente, la forma de cambiar el suyo.) Yo, por ejemplo, tengo un nuevo encendedor, demasiado pesado, demasiada plata grabada con vulgares diseños abstractos. Me sonrojaría al usarlo, aunque estuviera solo. Por supuesto, las intenciones fueron buenas: «El pobre Boy encendía los cigarrillos con esas cerillas de cocina la última vez que estuvo aquí; ya sé qué le regalaré para Navidad». Y por mucho que me esforcé, tampoco a Ella le gustó mi regalo: dos palomas de cristal de Jensen que la extasiaron la primavera pasada cuando las vio en el New Yorker. Quizá las palomas han pasado de moda. ¡Pero todos hicimos tantos esfuerzos! ¡Estamos todos tan desbordantes de buenas intenciones y buenos modales! Los ohhh y los ahhh de Madre mientras deshacía mi paquete, las muecas de deleite que se sentía obligada a hacer, y todo el tiempo yo veía ocupar su cerebrito la idea de que Jensen no tiene sucursal en Palm Beach y que probablemente sería demasiado tarde para devolverlas en abril, cuando vaya al norte. ¿Sería seguro devolverlas por correo?
Este año hay un árbol de plástico rosa, totalmente adornado con bolas rosas, malvas y plateadas... no exagero. Cuando lo observé (sin criticarlo) Madre me dijo que hacen furor en Palm Beach este año. Algo más caros que los tradicionales, pero tan prácticos: nunca pierden las hojas y cuando terminan las fiestas sencillamente los desmantelas y los guardas en su bolsa de plástico hasta el año próximo. No le gustó del todo que le dijera que debía hacer las cosas a fondo y poner una palmera de plástico rosa. Oh, mi querido Boy, es el espíritu de la cuestión. Y todo el tiempo hace calor, calor, calor, adentro y afuera, con el calor de la descomposición el mar parece un consomé.
En medio de todo esto, me encuentro pensando en Convers con algo parecido al verdadero afecto. Es tan frío, tan simple, tan anticuado. Julian Fenn, el auxiliar cuya casa se incendió, postula la interesante teoría de que es una supervivencia del pasado, incluso del pasado clásico: una pequeña comunidad sustentada por la agricultura y la educación. Con una población transitoria de esclavos, sugerí; él no estuvo de acuerdo, pero insinuó que el lugar de las pequeñas guerras inofensivas era ocupado por el fútbol y demás deportes sangrientos. Estábamos en un partido de hockey, algo que yo no había visto en años. Me topé con Fenn en las gradas más altas y más frías. El hockey es bastante bonito si uno se sienta lo suficientemente lejos como para ver sólo las arremetidas y giros de ballet, y no el fango en el hielo, las caras coloradotas y las pantorrillas magulladas. "



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