Grm Brainfuck (fragmento)Sibylle Berg
Grm Brainfuck (fragmento)

"Mantienen una relación de buenos vecinos, fabrican máscaras de látex que las cámaras biométricas no reconocen. Y cosas por el estilo. Una tontada como una catedral. Los Amigos están con el móvil, buscando una solución para poder evitar el poder de los chips, ya que pronto será imposible aguantar sin uno de esos implantes si uno quiere participar de algún modo en la vida social y no vivir en el campo y comer ratas asadas. El navegador Tor ha sido desactivado; han bloqueado las páginas de diversos activistas, lo siguiente será que alguna inteligencia artificial consiga descodificar las encriptaciones
de sus cuentas de correo. Antes de que llegue ese momento tienen que asestarle el golpe definitivo al sistema. No parece que la cosa pinte bien, ya que durante diez años se manifestó más gente que en los cincuenta anteriores. Millones de ciudadanos protestaron contra sus gobiernos electos, contra la reducción de un sinfín de cosas, contra los precios de los alquileres —que se duplicaban casi semanalmente—, contra la privatización de hasta la última parcela de bienes y competencias antaño estatales. Se manifestaron contra todo, deseaban nuevos líderes, votaron a los nazis, que les prometieron que.
En verdad no les prometieron nada, y aun así sucedió. Ahora reina la calma. Se oye el runrún del sistema de refrigeración. Los teclados hacen clic,  clic; apáticas conversaciones sobre la revolución. «Yo estoy a favor de la resistencia armada», dice Hannah y se imagina que será algo con uniformes y armas. «¿Y a quién le quieres disparar?», pregunta Pavel, que viene de un país en el que la población se ha aniquilado con guerras civiles. Los chavales se paran a pensar; tras el asalto al Palacio de Westminster, lo que haría un joven anarquista sería arrasar con la City, con la zona del Silicon Valley londinense, los bancos, las compañías aseguradoras, las bolsas y los comerciantes de materias primas. La resistencia armada se descarta por ser poco realista. Para una ciberguerra hacen falta recursos humanos. Fundar un partido es un proceso largo. «No hay nada que podamos hacer.» Hannah observa la estancia. La luz parpadea, y quizá sean esas las últimas personas a las que vea, piensa. Si ahora un tsunami arrasa con todo, los casquetes polares y toda la movida, morirá allí con esos niños. Igual no es el peor destino que se pueda imaginar. "



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