Ensayo sobre Gabriel René Moreno (fragmento)Tristán Marof
Ensayo sobre Gabriel René Moreno (fragmento)

"Gabriel René Moreno se distingue en el panorama nacional de las letras por su trabajo paciente, laborioso, inteligente y la preocupación que tiene por su tierra, aunque ella sea ingrata con él y lo olvide. Es uno de los pocos hombres que se dedica al estudio desinteresadamente, sin logro y sin provecho personal. Los demás conterráneos suyos sobresalen como politiquillos rapaces, vendedores de arroz, de maíz, de papas o viles mercaderes al menudeo sin otra preocupación que la fiesta y el santo. También los que negocian con los gobiernos. Los hay rojos, blancos o amarillos, según cambien los tiempos y el poder, con el exclusivo objeto de hacer rápida fortuna y robar. La politiquería es la fuente de donde han brotado la mayor parte de las fortunas grandes y pequeñas en Bolivia. Aunque los de primera generación aparecen como ladrones y se les califique de tales en todo sitio, al andar del tiempo, en una o dos
generaciones los habitantes se olvidan del delito puesto que no hay sanción y la impunidad es una garantía. Entonces aparecen los hacendados' y los nuevos ricos con grandes ínfulas de que su fortuna la han hecho debido “a sus ahorros y al trabajo honrado”. Concurren a. los ¡salones estas “gentes honradas” acompañadas de sus birlochas convertidas ya en damas de sociedad, distribuyendo mercedes y presentes, aparentan costumbres caballerosas y gestos de caballero, adelantándose en el pago y el saludo, muy dispuestos a las genuflexiones que es la única manera de triunfar en un medio chato. ¡He aquí la historia en síntesis de la buena sociedad! a la que se ha llamado impropiamente burguesía.
Pero Gabriel René Moreno no se impacienta tanto por estas gentes como por los desdichados mestizos, y el blanco es igual al mestizo, si es pobre.
Gabriel René Moreno, con perdón de los historiadores cruceños, es una lámpara de biblioteca y de archivos; nada lo deja olvidado; todo lo lee. Su pasión es la lectura de hojas amarillentas que el tiempo ha borrado; folletos que escriben políticos de uno u otro bando; porque el que cae, es de lógica que escriba diatribas en ese lenguaje grotesco americano; y el que sube, laudatorias al régimen que le nutre y al cual succiona en forma vil. Unos y otros escriben en términos usuales del paniaguado, invirtiendo toda relación de verdad, a su sabor y gusto, según la pasión que les domina. Así al mariscal Santa Cruz en la gloria del poder se le llamaba “protector”, y cuando cae, “insigne traidor”. Al general Ballivián le tildan los amigos de Belzu de incestuoso, déspota y “Napoleón de tocino”. En la embriaguez del mando le adularon escribiendo que era la primera espada de América.
En realidad la historia de Bolivia es la de un pueblo pequeño, mediterráneo, perdido en las profundidades' de los Andes, al cual los historiadores Moreno y Arguedas le han compuesto el marco de un drama. Y no hay tal drama: se trata de la evolución natural de una sociedad con escasa cultura, que al independizarse de España juega el papel de República sin estar madura ni tener e! temple para ello. Moreno y Arguedas quieren o pretenden encontrar en los
caudillos bolivianos virtudes de los Gracos, tropezando con gentecillas que ni siquiera tienen la sangre de bandidos de calidad. Los dos padecen del equívoco de que un siglo o dos son suficientes para formar y equipar una república; menos dejándola al azar, sin caminos, sin máquinas y sin alfabeto, y sin tiempo para crear una élite, lo que en el día se llama clase dirigente. "



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