Bronce y Girasol (fragmento)Cao Wenxuan
Bronce y Girasol (fragmento)

"Entonces, el búfalo resopló y la trajo a la realidad. Había una caña larga con un extremo plumoso flotando en el río y el chico se inclinó, la agarró y la levantó igual que si fuera una bandera. Parecía un pincel gigantesco con la punta húmeda ondeando hacia el cielo. La brisa ahuecó el copo plumoso y éste brilló como la plata.
Cuando se acercaron al viejo olmo, apareció Gayu con su bandada de patos. Estaba encima de una balsa con un largo palo y podía ir adonde se le antojara. Al ver el búfalo y la barquita, se dobló de risa, y sus carcajadas roncas fueron muy semejantes al graznido de sus patos. Se tumbó en la balsa, apoyó la cabeza en la mano y los vio pasar: la barca, el búfalo, el niño y la niña.
El chico ni siquiera le echó una mirada a Gayu. Lo único que le preocupaba era que el búfalo siguiera avanzando y llevara la barquita hasta el olmo.
El padre de Girasol estaba en lo alto del terraplén y los miraba muy nervioso. Cuando llegaron a la orilla, el chico ató la cuerda al olmo sin bajarse del búfalo. Después desmontó y tiró de la barquita para acercarla al borde.
Girasol saltó y trepó por la pendiente para llegar hasta su padre, que se agachó para recibirla entre sus brazos. La tierra estaba suelta y la niña luchaba por encontrar un asidero cuando el chico se acercó y le dio un empujón por detrás. Girasol extendió las manos y agarró las de su padre, que la levantó de un tirón.
Girasol se volvió hacia el niño, el búfalo y la barca. Las lágrimas corrían de nuevo por su rostro, y su padre, de rodillas, la estrechó entre sus brazos, intentando tranquilizarla. Entonces se fijó en que el chico los estaba mirando. Tuvo una sensación extraña y la mano que palmeaba la espalda de Girasol se quedó congelada.
El chico se giró y regresó hacia el búfalo.
-¿Cómo te llamas, chico? -le preguntó el hombre.
El niño se volvió hacia ellos, pero no contestó.
-¿Cómo te llamas? -repitió el padre de Girasol.
De pronto, el chico se sonrojó, bajó la cabeza y siguió andando.
-Se llama Bronce. ¡No puede hablar, es mudo! -gritó Gayu.
El chico se montó en el búfalo y descendió de nuevo por el río. Girasol y su padre se le quedaron mirando hasta que desapareció.
De camino a la escuela de cuadros, el padre de Girasol parecía sumido en sus pensamientos. Casi habían llegado cuando, de pronto, le agarró la mano a la niña y volvió corriendo a la orilla. El chico se había marchado con su búfalo. Tampoco estaba Gayu con sus patos; solo se veía el río que corría incesante.
Esa noche, cuando apagó la luz, el padre de Girasol murmuró:
-Es increíble lo mucho que se parecía a tu hermano.
Girasol ya le había oído hablar de su hermano. Había muerto de meningitis con tres años y ella no lo había conocido; fue antes de que naciera. Recostó la cabeza contra el brazo de su padre y se quedó mirando la oscuridad durante largo rato.
A lo lejos se oían el débil murmullo del río y los ladridos de los perros de Damaidi. "



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