Un desafío en el Polo (fragmento)Emilio Salgari
Un desafío en el Polo (fragmento)

"La bahía de Hudson es una de las más vastas de la América septentrional; sólo puede comparársela con la bahía de Baffin, pero ésta le es inferior en vastedad. Una y otra, empero, podrían denominarse mares, pues en su travesía, se emplean varios días y están llenas de peligros a causa de los grandes bancos de hielo y de las montañas flotantes que las corrientes polares arrastran hacia el sur.
La de Hudson se encuentra al lado anterior del círculo polar ártico, puesto que empieza en la isla de Southampton y termina en la bahía de James, que penetra como un gigantesco cono en el Alto Canadá. Sin embargo, su clima es extremadamente frío, casi tanto como el de la bahía de Baffin, que se extiende allende el círculo polar, y en sus costas no pueden construirse ciudades. Sólo se ven diseminados algunos fuertes pertenecientes a la Compañía de Hudson, que durante seis u ocho meses del año se encuentran medio sepultados bajo la nieve.
En cambio, se hallan numerosas tribus de esquimales, especialmente a lo largo de las costas del Labrador, tribus que no tienen asiento fijo, aunque, en vez de vivir en cabañas o cuevas de hielo como sus hermanos del septentrión, se construyen casuchas de piedras unidas con argamasa de turba. No son, empero, ni leales ni hospitalarios como sus compatriotas de los hielos perpetuos. Su vecindad con la civilización los ha corrompido, haciendo de ellos ladrones temibles que han perdido hasta la noción de lo poco bueno que existía en sus almas.
En el lugar donde había llegado el automóvil, la costa se perfilaba recortada caprichosamente y desierta por completo. Sin embargo, algunas tribus de esquimales habían debido pasar allí el verano, pues existían aún vestigios de cabañas y algunos montones de huesos pertenecientes a focas y a morsas.
La inmensa bahía no estaba aún completamente congelada, aunque a lo largo de la costa se habían formado ya los primeros bancos de hielo. A lo ancho fluctuaban pesadamente, balanceándose, muchos icebergs, algunos de ellos de proporciones gigantescas, seguidos de un número infinito de packs y de streams, o sea pequeños bancos circulares o de forma entrelarga, desprendidos, seguramente, de los grandes packs de las bahías o de los golfos situados allende el círculo polar ártico.
[...]
En efecto, el coloso, enloquecido por los atroces dolores que le producían la mutilación de la lengua y los mordiscos del voraz crustáceo, había ido a caer, tras un supremo arranque, sobre un banco subácueo que no había visto y quedó como anclada, con tres cuartas partes de su cuerpo al descubierto. Sólo había quedado sumergida su poderosa cola, que ahora no le era de utilidad alguna sino de estorbo, pues a cada aletazo su enorme cuerpo se descubría más y más.
El banco estaba a doscientos cincuenta o trescientos metros de distancia del sitio donde se había parado el automóvil, y, por lo tanto, nada podía escapar a los ojos de los exploradores de la lucha que iba a entablarse.
Los esquimales, percatándose de que la colosal presa no podía ya evitar su ataque, bogaron de firme lanzando gritos estridentes.
Sus ligerísimas chalupas, que medían de seis a ocho metros de largo, formadas con huesos de fanones de ballena sólidamente ligados entre sí, con nervios de reno y de zorras y recubiertas de pieles bien cosidas e impermeables, se deslizaban sobre las aguas con asombrosa rapidez, impulsadas por los golpes de remo de doble pala.
Los hombrecillos de las regiones del hielo iban cubiertos de modo que parecían osos blancos, pues hasta sus cabezas desaparecían en capuchones peludos, y bogaban con ahínco sin dejar de aullar. "



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