Tras la sombra (fragmento)Hilary Mantel
Tras la sombra (fragmento)

"Al dejó el auricular sobre el edredón. Bajó la cabeza a las rodillas. Los pulsos latían: en el cuello, en las sienes, en la punta de los dedos. Sintió el cosquilleo en las palmas de las manos. La presión arterial por las nubes, se dijo. Demasiada pizza. Sintió una furia apagada que se derramaba, como si algo en su interior se hubiera roto y le saliera una sangre negra por la boca.
Necesito estar con Colette, se dijo. Necesito su protección. Necesito sentarme con ella y mirar la tele, lo que esté mirando, sea lo que sea estará bien. Quiero ser normal. Quiero ser normal durante media hora, sólo disfrutar de las imágenes del funeral, antes de que Morris empiece otra vez.
Abrió la puerta del dormitorio y salió al pequeño vestíbulo cuadrado. La sala estaba cerrada, pero unas estentóreas carcajadas sacudían la habitación en la que Colette, sabía, daba patadas al aire con sus calcetinitos. Para evitar oír la cinta, Colette había subido el volumen del televisor. Eso era natural, muy natural. Se le ocurrió llamar a la puerta. Pero no, no, que disfrute. Dio media vuelta. Enseguida Diana se manifestó: un parpadeo en el espejo del vestíbulo, un centelleo. Al cabo de un momento, se había convertido en un definido resplandor rosáceo.
Llevaba su vestido nupcial, que ahora le quedaba grande; estaba demacrada y el vestido se veía arrugado y ajado, como si lo hubiera arrastrado por las salas del más allá, donde la limpieza, de manera comprensible, nunca es de primera. Llevaba sujetos a la falda algunos recortes de prensa; una brisa de otro mundo los levantaba y los agitaba. Ella los consultaba; levantaba la falda y los escudriñaba, pero, en opinión de Alison, sus ojos parecían bizquear. "



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