Junio (fragmento)Gerbrand Bakker
Junio (fragmento)

"Se detiene ante la tumba de sus padres. «Jan Kaan y Neeltje Kaan-Helder». En una tumba mucho más nueva que la que Jan está repintando. Una tumba cuyos derechos, ahora que lo piensa, pronto tendrá que renovar para los próximos diez años. A su lado están los abuelos. «Zeeger Kaan y Griet Kaan-van Zandwijk». Siempre es raro ver tu propio nombre en una tumba. Él no conoció a su abuelo, murió joven. Pero su abuela vivió hasta los noventa y cinco años, murió una noche tormentosa de noviembre. Decenas de tejas en el patio, árboles caídos, cortes de luz, una gran grieta en una de las ventanas de la fachada, y a primera hora de la mañana, una abuela muerta en su cama. Él le miró el rostro largamente, le pareció que todavía quería refunfuñar algo. Anna se puso a su lado, le agarró la mano de un modo casi agradable, y él habría querido mirarla, sonreír, pero no conseguía despegar los ojos de la mujer muerta. En los días siguientes, sus padres hicieron una limpieza a fondo. Casi todo desapareció en una gran hoguera detrás de la granja, una hoguera que no pudieron encender hasta pasados unos tres días, porque el viento venía del este. El viejo colchón de capoquero hizo mucho humo antes de prender, las sansevierias estallaron húmedas.
Camina rápidamente hacia la caseta de los enterradores. Abre el grifo, forma un cuenco con las manos y se tira agua a la cara. Entonces ve a su padre, que después de retirar las tejas rotas del patio, se dirige resueltamente al armario de su madre y saca su medalla. Una medalla de oro, ganada en una carrera de trineos una vez que se congeló el puerto de Kolhorn. Su padre tenía mucha mano con los caballos. Vio que se frotaba la medalla en la pechera, exhalaba, volvía a frotar, con su madre muerta en la cama detrás de él. Por fin la granja era suya.
Mira por el ventanuco al interior. Hay una urraca reseca colgada de un cordel. También hay un mazo de madera. Unas andas anticuadas. Palas y estacas. Debe de hacer un calor asfixiante ahí dentro.
Cuando se va a buscar a Dieke, se da cuenta de que tiene un pueblo entero a sus pies. No, varios pueblos. Y aun así, a medida que se hace mayor, lo ve cada vez más pequeño y estrecho. ¿Cabré aquí?, se pregunta. Nellie, así se llamaba el caballo con el que su padre ganó la medalla de oro. Maldita sea, le ha venido a la mente de repente. "



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