Eisejuaz (fragmento)Sara Gallardo
Eisejuaz (fragmento)

"Llegaron mujeres a la iglesia. Dije a aquel hombre de los franciscanos:
—Sigo mi camino. ¿Qué podrías decirme?
Ha dicho:
— Hijo, un animal demasiado solitario se come a sí mismo.
Caminé por ese camino que va desde el ingenio hasta Orán. Y allá pensé en las dos serpientes. Silbaban fuerte, eran felices. Eisejuaz va callado, solo, y con dolor. Desde el ingenio hasta Orán, agachado, con aquel bastón.
Un hombre espera el ómnibus que va desde el ingenio hasta Orán.
Se reía solo. Me miró, y yo lo miré. Quedó serio. Yo me senté en la zanja.
Pero pasaban esos camiones grandes del ingenio, como casas cargadas de caña, y no venía ningún ómnibus. Ese hombre malvado esperó el ómnibus. Y vino el ómnibus, y ese hombre se fue con su valijita.
Caminé por el camino que va desde el ingenio hasta Orán.
Y una nube que era verde como la lengua que ningún ojo puede ver se levantó por encima de la ciudad. No dijo ninguna palabra Se levantó por encima de la ciudad y allí estuvo, hablando a mi corazón sin mensajeros. Y supe que Ayó seguía vivo y que lo encontraría.
Las calles estaban rotas y abiertas hasta las venas que llevan el agua de las ciudades, y así me recibió la ciudad de Orán, así que dije: «Rómpase mi superficie, mi cáscara, mi corteza, para que pueda beber del agua de los mensajeros, que brota desde el centro del corazón». Allí los hombres trabajaban y golpeaban el suelo de las calles. Y los caños del agua, que deben ser secretos, se veían.
Pero la nube se esfumó delante de mi vista, y nada quedó sobre el cielo de esa ciudad de Orán. Yo caminé hasta la casa de Aparicio.
Nada dijo de mi bastón ni de mi aspecto ni de mi desnudez. Me vio parado en la calle, habló a su mujer, y salió a la calle. Y caminamos en la bruta calor.
Ayó, Tigre, Vicente Aparicio, el hombre anciano. Y yo, Eisejuaz, Éste También, el comprado por el Señor. "



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