Plegaria por un niño olvidado (fragmento)Iñaki Bernaola
Plegaria por un niño olvidado (fragmento)

"Pero los problemas no se acababan con el timbre que indicaba el final de la clase, porque después tenía que armarse de paciencia para leer, corregir y analizar los trabajos preparados por sus alumnos, la mayoría de ellos escritos a mano, a veces incluso con las hojas arrugadas, con una caligrafía casi ininteligible, plagados de faltas de ortografía, de sintaxis y de todo lo que uno pueda imaginarse incluidas manchas de origen inconfesable, y encima con un contenido que, más que otra cosa, le sumía en total desesperación porque le hacía temer que esa cuadrilla de primates sudorosos jamás llegaría a un nivel mínimo de madurez y de seriedad; lo cual es algo que, vista la evolución de la humanidad, se ha comprobado que, mal que bien, al final se acaba consiguiendo; aunque a lo mejor nadie, ni profesores, ni progenitores ni los propios alumnos, acaben sabiendo ni cómo ni por qué.
Se le había ocurrido, como posible tema de debate y a desarrollar en monografías, el cambio climático, sus causas y sus consecuencias, pensando que al tratarse de un tema que no exigía excesiva elucubración, todo el mundo sería capaz de escribir algo, aunque solo fuera basándose en lo que habían oído aquí o allá, sin necesidad de profundizar consultando en la Wikipedia, en la bibliografía disponible en la biblioteca del colegio o en cualquier otro lugar. Sin embargo, sus esperanzas se revelaron infundadas, pues la mayoría de lo que recogió no eran más que tonterías, algunas veces planteadas con la mejor intención del mundo y otras no tanto: uno escribió que las ventosidades expelidas por los camellos exportados a Australia constituían un serio peligro para el futuro de la humanidad, porque al carecer allí de depredadores se habían multiplicado profusamente, y con tanto pedo que se echaban estaban llenando la atmósfera de metano. Michael pensó que a lo mejor lo había copiado de algún sitio, y al fin y al cabo eso le confería cierto valor. Pero quien puso que el cambio climático era estupendo porque si la Tierra se calentaba mucho ya no tenían que irse de vacaciones a Mallorca, o a Canarias o a Túnez, pues con quedarse en alguna playa de las inmediaciones lo tenían todo resuelto mucho más barato, ése no se merecía más que un cero patatero en la calificación.
Y luego estaban los que, de una u otra forma, se salían de madre y le ponían al profesor en un auténtico brete, ya que cualquier comentario que hiciera este sobre el trabajo realizado resultaba por una u otra razón inadecuado. Algo así le ocurría con una alumna llamada Meredith Jones, conspicua experta no solo en escribir con un estilo más o menos surrealista sino también en participar en los debates surgidos en clase desde la posición más heterodoxa que pudiera pensarse.
No cabía ninguna duda de que Meredith era una alumna muy inteligente, con una personalidad notoria pero, por otra parte, situándose siempre en el borde no solo de lo políticamente incorrecto, sino incluso de lo que la sociedad en general considera aceptable, tolerable incluso. Así que por una parte se sentía obligado más de una vez a soportar su insaciable afán polemista, sus ocurrencias inoportunas y sus salidas de tono que sacaban de quicio a cualquier profesor, pero por otra se sentía obligado a protegerla incluso de sí misma, porque sabía que ese tipo de personas suelen sufrir en la vida más que el resto, debido a su forma de ser, e incluso si puede decirse, a su genialidad. "



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