Las gratitudes (fragmento)Delphine de Vigan
Las gratitudes (fragmento)

"Cuando voy a ver a Michka observo a las residentes. A las muy muy viejas, a las moderadamente viejas y a las no tan viejas, y a veces tengo ganas de preguntarles: ¿todavía os acaricia alguien? ¿Todavía os abraza alguien? ¿Cuánto hace que otra piel no entra en contacto con la vuestra?
Cuando me imagino vieja, realmente vieja, cuando intento proyectarme dentro de cuarenta o cincuenta años, lo que me resulta más doloroso, más insoportable, es la idea de que ya nadie me toque. La desaparición progresiva o repentina del contacto físico.
Quizá la necesidad ya no sea la misma, quizá el cuerpo se retraiga, se acurruque, se entumezca, como durante un largo ayuno. O quizá, por el contrario, se queje de hambre, una queja muda, insoportable, que ya nadie quiere escuchar.
Cuando Michk viene hacia mí con paso inseguro, a punto de perder el equilibrio, me entran ganas de abrazarla, de insuflarle un poco de mi fuerza, de mi energía.
Pero me detengo antes de estrecharla entre mis brazos. Por pudor, supongo. Y por miedo a hacerle daño.
Se ha vuelto tan frágil.
Cuando sea vieja me tumbaré en la cama o me arrellanaré en un sofá y escucharé la música que ahora escucho, la que ponen en la radio o en las discotecas. Cerraré los ojos para recobrar la sensación de mi cuerpo en pleno baile. Mi cuerpo desatado, ligero, dócil, mi cuerpo en medio de otros cuerpos, mi cuerpo liberado de miradas ajenas, bailando sola en medio del salón. Cuando sea vieja pasaré horas así, atenta a cada sonido, a cada nota, a cada impulso. Sí, cerraré los ojos y me proyectaré mentalmente en la danza, en el trance, recuperaré uno a uno los movimientos, los quiebros, y mi cuerpo se ajustará de nuevo al ritmo, al compás, a la pulsación.
Eso es lo que me quedará cuando sea vieja, si llego a serlo algún día. El recuerdo de la danza, los bajos latiéndome en el estómago y el movimiento sinuoso de mis caderas.
Michka dormita en el sofá. Llevo varios minutos sentada a su lado, unas ondas minúsculas pasan por su cara y puedo leer en ellas que empieza a percatarse de mi presencia. Abre los ojos. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com