Cartas de la prisión (fragmento)Rosa Luxemburgo
Cartas de la prisión (fragmento)

"Hoy me he levantado a las cuatro y media, he mirado largo rato arriba, en el cielo azul, las nubecillas blanco agrisadas del amanecer; el silencioso patio de la cárcel, dormida aún; luego he pasado revista minuciosamente a mis macetas, las he regado con agua fresca, he cambiado el orden de los tiestos y de los vasos llenos siempre de flores cortadas y de flores silvestres; y ahora, a las seis de la mañana, me tienes ya sentada delante de mi mesa, escribiéndote esta carta.
¡Ah, mis nervios, mis nervios! Me es absolutamente imposible dormir. Hasta el dentista, en cuya consulta estuve hace poco, hizo de repente esta observación, a pesar de que yo me portaba como un corderito: «¡Ah, ah! ¡Esos nervios están muy decaídos!, ¿eh?». Pero esto no tiene importancia.
¡Vaya, confiésalo, incorregible: ya están asaltándote mil dudas y malos pensamientos de mí porque hace tiempo que no te escribo!…
Va a ser preciso que, como el bravo caballero de los cuentos hacía con los monstruos, te esté mirando siempre a los ojos, sin apartar la vista un momento; apenas los vuelvo, estoy perdida. Claro que he pensado en ti no sé cuántas veces en todo este tiempo, y quizás interiormente me haya sonreído también «con cierta alegría maligna» de tu desconfianza alerta otra vez; pero no he podido escribirte.
Por una parte, la avalancha de pruebas que tenía que corregir, unida al asiduo diálogo mantenido con Kestenberg, habían recargado considerablemente mi trabajo de correspondencia; por otra, «lo demás»… Actualmente, Kestenberg está en Suiza, la imprenta me da (no sé por qué) una tregua en su ofensiva de
pruebas, y pienso en el 11 de agosto que se avecina*** quiero saber anticipadamente adónde han de ir a buscarte, con certeza, mis pensamientos el día de tu cumpleaños. ¿Estás en Berlín? ¿Has estado en Viena? ¿Vas a ir a algún sitio para reponerte? ¿Qué tal te encuentras? Desearía que me informaras tú misma acerca de eso y quibusdam aliis.
Clara ha enmudecido desde hace mucho tiempo; ni siquiera me ha dado las gracias por la felicitación con motivo de su cumpleaños, cosa extraordinaria en ella. No puedo dominar una creciente inquietud. ¿Te imaginas lo que ocurriría si les sucediera algo a uno de sus hijos, o, peor aún, a los dos? Los dos están ahora en el frente, donde, estos días, hay malas jornadas. "



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