Eva Perón (fragmento)Libertad Demitrópulos
Eva Perón (fragmento)

"Llorando y agitando un pañuelo, Evita esperó que colocaran la planchada hasta que se lanzó por ella hacia el encuentro de Perón que la esperaba al pie de la misma. Se confundieron en un fuerte y largo abrazo, mientras la muchedumbre no cesaba en sus ovaciones.
Desde el muelle, Perón y Evita caminaron hasta el palco levantado en los jardines de la Dirección Nacional de Migraciones. Una vez allí, el presidente de la
comisión de recepción, Raúl Costa y el ministro Freire le dieron la bienvenida con sendos discursos.
Evita, con la voz entrecortada por una evidente tensión emocional, respondió así a la bienvenida:
Con profunda emoción llego después de varios meses de ausencia a mi querida patria en la que dejé mis tres grandes amores: mi tierra, mis descamisados y mi
querido general Perón.
Llevaba algo al Viejo Mundo: llevaba la felicidad del pueblo trabajador y la plenipotencia espiritual de mis descamisados, que en horas inciertas me la confiaron y a quienes jamás he de defraudar.
He recorrido la vieja Europa y he visto desolación, hambre, miseria, angustia y vuelvo con la certidumbre de que es inútil cerrar los ojos a la realidad y dejar
que la oligarquía y el capitalismo nos sigan atacando.
Yo he llevado un mensaje de paz de nuestro pueblo, pero es inútil hablar de paz mientras continúen las odiosas diferencias sociales, mientras no haya paz en
los corazones y en los espíritus. No se puede hablar de paz y decir que los pueblos son soberanos mientras los hombres son sólo mano de obra en la paz y carne de cañón en la guerra. "



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