Emma Cline Harvey (fragmento) "Se había quedado dormido en aquella butaca de cuero, una especie de guante de béisbol gigante, pensó, en calma, con la manta envolviéndole el regazo y manchurrones de Junior Mints en las manos. Se despertó con la pantalla de inicio del servicio de streaming delante, un tráiler en bucle, la temporada terminada. Volvería a ver los episodios que se había perdido. Un vistazo al teléfono: veinte minutos para que llegase el médico. Una infusión intravenosa para el dolor de espalda, algo que no había probado aún. Agitó la caja casi vacía de Junior Mints para sacar uno y se lo tragó como una pastilla: mala idea no masticar, porque dio la impresión de que se encajaba en alguna especie de surco de su tráquea y se le clavaba detrás de la nuez. Tosió, con fuerza, se dio unos golpes en el pecho. No se movió. El pánico llegó rápidamente, mientras Harvey se hincaba los dedos tiesos en la garganta, intentando desatascarlo. Se levantó tambaleante. No, pensó, así no. No en la sala de proyección, no con la caja de chocolatinas. Innoble, pensó, y la palabra flotó con letras en forma de nubes rechonchas de punta a punta de su campo visual: innoble. Una palabra de lengua de octavo, la señora Conrad y sus sostenes puntiagudos, placas de eccema en los codos. Innoble. ¿Y si trataba de llamar a Gabe? ¿Dónde estaba el móvil? Veía borroso, la energía se iba agotando. Se estampó, con un esfuerzo bochornoso, contra el respaldo de la butaca de cuero: como un puñetazo en el esternón, una tos cargada, succionante, y por fin la chocolatina se desmenuzó, un salivazo de mentol, un veloz reflujo de vómito subiéndole por la garganta; se lo tragó, también, con la cara sudorosa, la camiseta empapada. " El Poder de la Palabra epdlp.com