La fila india (fragmento)Antonio Ortuño
La fila india (fragmento)

"Los viajeros se quedaron solos.
Casi todos dormían, sí, cuando comenzó.
La primera botella entró por una ventila alta, sin protección. Aterrizó en el jergón de una anciana. La manta se prendió. Lo primero que escucharon algunos no fue el estruendo del vidrio sino los gritos. Ni siquiera llegó a incorporarse, la mujer. Las llamas le tragaron la pierna. Cayeron más bombas incendiarias, por cada ventila cuatro o cinco. Disparos, además. Un hombre que se había encaramado a la ventana cayó, la frente perforada. Algunos corrieron a la puerta y forcejearon con la cerradura. No lo sabían, pero habían tomado la precaución de reforzar la jaladera con una cadena.
Ninguno debía salir.
Las llamas se extendieron, saltaron de mantas a colchas y de las montañas de papeles a la ropa y la piel. Humo, llanto, chillidos de socorro. Había un teléfono, sí, pero nadie sabía qué números marcar. El hombre, moreno como todos, miró a su esposa como implorándole algo quimérico. Ella tomó el teléfono, pulsó teclas al azar. Sin resultado. Parte del techo cayó con estrépito sobre su marido. Una mano torcida fue todo lo que la mujer alcanzó a mirarle. Quiso correr hacia él, pero un estallido la arrojó lejos.
Cuando el fuego hizo volar las ventanas, los visitantes subieron a las camionetas y, con cierta prudencia, se marcharon.
La voz del locutor de radio, alejándose.
Para nuestros amigos en el barrio de la Pastora y en toda Santa Rita esta canción que dedican también para Josefina, de parte de Ernesto, que dice que no lo trates así y para Carlos, de Paola, que nos cuenta que no la quieren por gordita, hágame usted el favor, ¡si la carne es lo que le andas buscando, pelao! ¡Ni que te fuera a estorbar, Carlitos! Vámonos pues con la banda Estrella y esta canción que se llama “Llorarás y llorarás”. Las cuatro y cinco de la mañana. ¡Vámonos! "



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