La poda (fragmento)Laura Beatty
La poda (fragmento)

"Por las noches, Anne sufre pesadillas que la dejan mareada y sudorosa. A veces se despierta con los ojos o la boca secos y abiertos, tensa ante una oscuridad tan opaca como su futuro. A veces son sus propios gritos los que la despiertan. Sueña que no tiene casa. Le ha sucedido algo y ella se esfuerza por recordarlo o por entenderlo. Se abre paso por el bosque hacia el claro, luchando contra zarzas y sotobosque, se cansa de gatear por encima y por debajo de los árboles caídos. La aterroriza haber girado en la dirección equivocada. Desanda el camino y vuelve a intentarlo. Cree que alguien se la ha llevado, que la han quitado o echado abajo. Pero cuando de repente irrumpe en el claro, lo recuerda. Sabe que dentro hay otra persona; Guardabosques se ha hecho con ella. Hay coches aparcados y ahora la casa es de él. Está sentado, enorme y amable, remangado, en el umbral. Su hijo juega por una extensión gris de gravilla, donde antes estaba el huerto. La saludan con la mano.
O sueña que duerme debajo de la carretilla, con las rodillas pegadas al mentón, la cabeza inmóvil y gacha para que le quepa debajo del reborde metálico del escaso refugio que ofrece. La carretilla no está en el bosque, está en mitad de la carretera y su sueño está cargado de preocupación ante el sonido de los volantazos de los coches que la esquivan en la oscuridad. Aguza el oído a la espera de una bicicleta. Piensa que la bicicleta la rescatará. Oye cómo se aproxima el siseo de las ruedas y con el corazón en un puño abre la boca para gritar, pero por mucho que lo intente, los músculos del cuello tensos y el pecho a reventar, es incapaz de emitir más que un susurro. Despierta abrazada ante el impacto. "



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