Sigmund Freud - Retrato de un escritor (fragmento)Walter Jens
Sigmund Freud - Retrato de un escritor (fragmento)

"Sócrates triunfa, el títere gracioso se queda en la estancada, la ironía ahuyenta a la petulancia, al prejuicio y a la oposición torpe, la poesía se carga a la obcecación pedante -y Sigmund Freud, un escritor que como ningún otro de sus contemporáneos cultivaba el estilo de su amado Lessing- Freud habría disfrutado su pequeña obra de arte al estilo platónico, así como habría disfrutado la galería de retratos que él si bien no creó al menos sí le sacó brillo, su disfrute de los diálogos, dignos de una obra de arte, en los estudios de caso, en los tratados y sueños: el disfrute de un hombre que era un gran escritor -un gran escritor, pero también un escritor solitario. Ningún Proust y ningún Joyce, ningún Hofmannsthal que lo haya acompañado; sí, ni siquiera, en diálogos a lo largo de los años, un Schnitzler que le haya hecho compañía. Así de solo como Freud estaba entre los que pertenecían a su gremio, así de solitario permaneció como poeta -y lo sigue estando hasta el día de hoy: ¿dónde está, nos preguntamos, el libro sobre Freud que contiene sus historias y sueños, sus apergus y bonmots y que contenga sus retratos, desde señorita Elisabeth V. R. pasando por el hombre de los lobos, con su “sumisa apatía”, hasta Hamlet, el hijo, sobre cuya pista, siguiendo sus huellas, Freud prosiguió incluso cuando él mismo, siguiendo el ejemplo de los grandes Viejos, Jacobo y Moisés, hace rato que había madurado y se había convertido en padre, -padre Freud, como lo nombró Arnold Zweig: un padre que, aún escribía con agilidad, a buen paso y elegancia (Freud consideraba que una pluma entrecortada era signo de problemas prostáticos), conservaba hasta elevada edad aquel don poético más bello que caracterizó a su juventud, el don de la improvisación y la capacidad de, a pesar de toda sobriedad, racionalidad y disciplina, toda sabiduría otorgada por la vejez y serenidad goethiana bajo el signo de la muerte. "


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