Prólogo al libro Memorias de Hans Jonas (fragmento)Rachel Salamander
Prólogo al libro Memorias de Hans Jonas (fragmento)

"Hans Jonas debía tener alrededor de ochenta años la primera vez que coincidimos en Múnich. Recuerdo que concitó mi atención menos por su peculiar apariencia que por su fascinante modo de hablar. No era un hombre alto -de hecho pude comprobar que ambos teníamos prácticamente la misma altura. Claramente me hallaba ante la enormidad de un gigante intelectual y se desenvolvía de tal modo que cada una de sus palabras me dieron la impresión de merecer ser impresas. Incluso el hecho de haber permanecido en el extranjero medio siglo, dedicado a escribir y enseñar, no había perjudicado en absoluto la calidad de su alemán; por el contrario, en su dicción ligeramente renana había preservado un retazo de Alemania verdaderamente difícil de asumir en la actualidad. Diría que ese toque sutil se había desvanecido a la vez de los judíos de media clase esmeradamente educados que habían sufrido la suerte del exilio o que habían sido exterminados por los Nazis. Un comentario que había esbozado a mitad de la década de los ochenta me reveló, en su momento, que se sentía totalmente desconectado de los cambios tanto en la propia lengua alemana como los desarrollados en la propia República Federal de Alemania. Me confesó que estuvo sopesando durante largo tiempo cancelar su suscripción al rotativo semanal Die Zeit, al hallarse bajo el shock de expresiones y tópicos que él no comprendía en absoluto.
(…)
Nunca nos quedamos sin cosas de qué hablar. Todo se convirtió en un tema de discusión, sobre todo el problema que preocupó a Hans Jonas durante sus últimos años: lidiando con la vida moderna. Como en su libro, estaba preocupado por la cuestión de cómo formular una ética adecuada a una época de desbocada tecnología. Los seres humanos tenían que asumir la responsabilidad de su frágil entorno, con el futuro mismo del mundo en juego. "



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