Errors of Young Tjaz (fragmento)Florjan Lipus
Errors of Young Tjaz (fragmento)

"En esta ocasión voy a ver a Tjaz de nuevo, con mis propios ojos, tras el paréntesis de un largo período escucharé de nuevo su voz y percibiré la traspiración de su piel, escucharé el ritmo de sus gestos y, en suma, absorberé todos los elementos integrantes de su ánimo calmado y reposado. Es vergonzoso que no nos hayamos encontrado durante tanto tiempo. De algún modo, había hecho oídos sordos en la medida en que no habíamos correteado el uno al lado del otro, sintiendo nuestro respectivo aliento y contemplándonos afanosamente, aprehendiendo incluso también los vapores foráneos. Supongo que no había desarrollado gusto alguno exento de su mismidad. Ni que decir tiene que desde luego podía haberme plantado ante la puerta de su Institución, esperando por Tjaz, y que me lo habría tropezado más tarde o más temprano, pero no llegué a hacerlo. Nos habíamos distanciado al carecer de un origen unívoco, al no haber florecido conjuntamente en el mismo cauce del río o al no habernos encontrado en una de sus confluencias. Hay un gran diferencia entre la puerta de la Institución y la puerta del rascacielos, aunque pudiera parecer lo contrario e incluso cabe la sensación de que estuviera ante la entrada de la Institución cuando en realidad estoy frente al rascacielos o, al contrario, semejar mi presencia en la antesala del rascacielos cuando en realidad me ubico en los aledaños de la Institución. Todo es posible. Tal vez debería interesarme y preguntar, disculpándome de antemano y agradeciendo la respuesta, en relación a la difusa identidad de esa puerta. Quizás pudiera ser el acceso a algún barracón o a la chatarrería municipal. Podría haber permanecido ante cualquier puerta de la ciudad y Tjaz se habría personado más tarde o más temprano y, desde luego, yo tendría que haber esperado ante cualquier vano con la firme intención de que Tjaz y ningún otro aparecería ante mis ojos. Incluso Tjaz dispone condiciones y su actitud conlleva que la gente de su entorno se preocupe. No hay modo de ocultarlo. Quizás fue ésta la razón de que mi relación con él fuera tan superficial, por no decir irritable, de que nos distanciáramos y nos separáramos indefectiblemente el uno del otro, yendo él en una dirección y yo en la opuesta. Nos veíamos en la tesitura de tener que buscarnos de nuevo.
¿Qué puedo decir? Tjaz es una víctima de mi profesión. La oficina de informes me lo asignó. Yo no elegí por mí mismo que me fuera encomendado; es más, si hubiera tenido la potestad, habría optado por la renuencia. Así que, por tanto, no tengo la culpa. Sigo en pos de él únicamente por el trasunto laboral, instigado por una necesidad profesional. Le persigo oficialmente debido a ello. Después de todo tengo que vivir y necesito un atuendo con el que vestirme. Y no soy indiferente con respecto a cómo vivo o qué vestimenta uso. En este preciso instante, estoy aguardando, micrófono en mano a que Tjaz regrese de la cafetería del rascacielos, sin duda situada en la cúspide más elevada de la ciudad. Primero he de afrontar esto y luego, después de pensar en la comida y los artículos necesarios, conectar la grabadora en el momento adecuado de una apropiada mañana. No sé si esta descripción es suficiente para ti. El tráfico está despertando de su letargo y los automóviles comienzan a deambular desde sus garajes para más tarde colapsar el área de los edificios circundantes, dada la perentoria escasez de aparcamientos. Es posible escuchar las maldiciones e invectivas de los conductores, tan familiares como desgastadas o condenadas a ese instante en el que es proferida la más barata, efímera, dulce y versátil que el ser humano es capaz de verbalizar. "



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