Cuentos Populares Británicos (fragmento)Kevin Crossley-Holland
Cuentos Populares Británicos (fragmento)

"Era una tarde vacía, del color de las perlas y las ostras. El agua lamía la arena, contaba los guijarros y besaba la roca donde la muchacha estaba sentada. Entonces ella descubrió una foca que había confundido con una masa de algas hasta que fijó la vista en aquellos ojos. Buceaba bastante cerca, a tan sólo unos veinte o treinta pasos de la orilla.
Miró a la foca; la foca la miró a ella. Entonces, la foca gritó. La llamó con voz fuerte.
Ella se levantó sobre la roca. Gritó a la foca, no una palabra, sino un sonido, la música con que las palabras están hechas.
La foca nadó un poco más cerca. Miró a la muchacha. Entonces gritó. ¡Oh! El filo de la luna y el dolor de una madre estaban contenidos en aquel grito.
La muchacha saltó de la roca. Sus ojos eran ojos marinos, grandes y grises como el pedernal.
—¡Foca! —gritó—. ¡Mujer del agua! ¿Qué quieres?
¿Y qué podía querer la foca sino la compañía de la muchacha? Mientras ella bajaba a la playa con blandas pisadas, la foca la seguía, guardando siempre quince o veinte pies de distancia hasta la orilla, desde el oscuro oleaje. La muchacha volvió hacia la roca y la foca regresó con ella. Algunas veces, ésta resoplaba; otras, se lamentaba como si estuviera perdida, completamente perdida en el mar.
La muchacha se agachó y recogió una curiosa caracola, opalina, lechosa y de forma sinuosa.
—¡Escucha, escucha! —cantó el viento en la boca de la caracola.
Entonces, la muchacha levantó la caracola y la apretó contra su oído derecho.
Una tarde, cantó la caracola, del color de las ostras y las perlas, un hombre regresaba de la pesca. ¡Estaba tan fatigado! Se quitó sus ropas tirantes de sal. Se lavó. Durante una o dos horas cerró los ojos. Luego, cuando se levantó la luna, se acercó caminando hasta esta playa.
Escuchó a las pequeñas olas besándose en las rocas. Aspiró el olor de la tierra en la brisa y supo que pronto iba a llover. Caminó por aquí, yendo suavemente de un lado a otro, sin ninguna prisa, pues no tenía que ir a ninguna parte. "



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