La revolución científica (fragmento)Steven Shapin
La revolución científica (fragmento)

"El marco teórico que los filósofos naturales modernos preferían a la teleología aristotélica era uno que hacía de las características de la máquina el modelo explícito de la naturaleza La metáfora de la máquina desempeñaba un papel tan fundamental en tendencias importantes de la nueva ciencia que a muchos de sus exponentes les gustaba referirse a su práctica como la filosofía mecánica. Los filósofos modernos disputaban sobre los límites y la naturaleza de la explicación mecánica, pero las explicaciones de la naturaleza propiamente mecánicas eran reconocidas generalmente como él La Revolución
Científica objetivo y el premio Sin embargo, la idea misma de interpretar la naturaleza como si fuera una máquina y de utilizar el conocimiento derivado de las máquinas para interpretar la estructura física de la naturaleza, equivalía a una violación de una de las distinciones más básicas de la filosofía aristotélica Se trata del contraste entre lo natural y lo artificial.
La concepción que ve en la naturaleza un artífice no era desconocida en absoluto para el pensamiento griego y romano y, en realidad, era una idea prominente en la Física de Aristóteles La naturaleza lleva a cabo un plan, lo mismo que el arquitecto que construye una casa, o el armero que fabrica un escudo, ejecuta intencionalmente un plan Ya que tanto el trabajo humano como el de la naturaleza se pueden considerar como artífices, hay razones para una comparación específica uno puede decir, con los griegos, que el arte (que aquí significa «artificio» o «tecnología») imita a la naturaleza El arte humano puede ayudar, completar o modificar la naturaleza —como es el caso de la agricultura— o puede imitar deliberadamente a la naturaleza, como la hilandera o el tejedor emulan el trabajo de la araña (Otros filósofos antiguos decían que el arte culinario imitaba al Sol y que la construcción de máquinas estaba inspirada en la observación de la rotación de las esferas celestes.) Sin embargo, no es legítimo suponer que el arte de la naturaleza y el arte de los humanos están en el mismo plano La naturaleza, aunque se puede equivocar, es muy superior al artífice humano, y 52 es imposible que los humanos compitan con ella También se podría considerar que esta ambición es inmoral, pues el orden del mundo es divino y no es lícito que los humanos pretendan emular a la divinidad Los escritores romanos relataban historias de la Edad de Oro, cuando los humanos vivían feliz y satisfactoriamente sin arquitectos, tejedores o, en algunas versiones, incluso sin agricultura. El arte humano y el natural resultaban opuestos en la misma medida en que se comparaban Y en el pensamiento tradicional, las razones de esta oposición eran otras tantas razones que servían para negar que fuera legítimo utilizar ingenios artificiales para interrogar o modelar el orden natural. "



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