Bolívar: Acción y utopía del hombre de las dificultades (fragmento)Miguel Acosta Saignes
Bolívar: Acción y utopía del hombre de las dificultades (fragmento)

"Todavía hay más; nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos hallamos en tanta más dificultad para alcanzar la Libertad, cuanto que estábamos colocados en un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se nos había robado la libertad, sino también la tiranía activa y doméstica (...) La América todo lo recibía de España que realmente la había privado del goce y ejercicio de la tiranía activa; no permitiéndonos sus funciones en nuestros asuntos domésticos y administración interior. Esta abnegación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos; tampoco gozábamos de la consideración personal que inspira el brillo del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia en las grandes Revoluciones...
¿Es posible un lenguaje más claro sobre las ambiciones de una clase que deseaba el manejo completo de la riqueza, del gobierno, del poder sobre todos los sectores que denominó "la tiranía activa y doméstica"?
Después discutió los defectos del federalismo, al cual decía venerar si lo usaban sociedades aptas para administrarlo, recomendó prudencia a los legisladores y los exhortó diciendo: "No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de la Libertad, descendamos a la región de la tiranía..." Expuso su proyecto de un Senado hereditario, por el cual lucharía también en años siguientes, e invitó a realizar una tarea educativa que fuera haciendo aptos a los representados en el Congreso, para el disfrute de las libertades. "La educación popular —afirmó— debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república. Moral y luces son nuestras primeras necesidades..." En conocimiento ya de las limitaciones del poder, aun dictatorial, defendió su concepto de un poder moral, del cual reconoció que podía ser considerado como "un Cándido delirio". No dejó, con su agudo sentido de la lucha que encabezaba, de informar sobre la situación real de la fuerza combatiente:
Desde la segunda época de la República nuestro ejército carecía de elementos militares. Siempre ha estado desarmado; siempre le han faltado municiones; siempre ha estado mal equipado. Ahora los soldados defensores de la independencia no solamente están armados de justicia, sino también de la fuerza. Tan grandes ventajas las debemos a la liberalidad sin límites de algunos generosos extranjeros que han visto gemir la humanidad y sucumbir la causa de la razón, y no la han visto tranquilos espectadores, sino que han volado con sus protectores auxilios, y han prestado a la República cuanto ella necesitaba para hacer triunfar sus principios filantrópicos. Estos amigos de la humanidad son los genios custodios de la América. "



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