Europa Fugitiva: Treinta estampas de la guerra (fragmento)María Enciso
Europa Fugitiva: Treinta estampas de la guerra (fragmento)

"En fila, alineados en la estación oscura. Hace frío en el atardecer. ¿Cuántos? Varios centenares soñolientos, arrebujados, frioleros en sus flamantes ropitas. Confortados por amables tazas en sus labios rosados. En fila, sobre el pavimento embaldosado, con sus humildes hatillos. (…) Un rebañito de niños que van a volcarse en otras tierras que quieren ser acogedoras.
Un tren largo, interminable, oscuro. Formado no importa donde, en una estación cualquiera perdida en un camino de Francia. Un tren que espera silencioso el rebañito humano que ya se mueve, que ya comienza a poblarlo; sin ruidos, lentamente, apretujaditos, sentados unos contra otros, callados, tristes.
Tristes ante lo desconocido. Tristes por lo que atrás dejaron, tristes por la débil luz que alumbra tenuemente los coches. Tristes, tristes. Niños sin risas ni estruendos, ni travesuras, ni alegrías. Niños apagados, sin voces. Tristeza infantil, más dura, más aplanadora para nosotros que nuestra misma tristeza.
Se van llenado los coches en silencio hasta que la locomotora, jadeante, anuncia que va a partir con un silbido prolongado que se diluye en la paz del campo, en la noche estrellada. Silbido que parece lejano y nos cubre como un denso velo. El tren se pone en marcha. Un tren con centenares de labios cerrados, centenares de ojos que miran, que interrogan; ojos mudos, ojos resignados con su destino incierto. Ojos que vencen al cansancio y van cerrándose, apagándose uno tras otro en dulce sueño reparador. "



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