Ningún Dios a la vista (fragmento)Altaf Tyrewala
Ningún Dios a la vista (fragmento)

"Nunca he sido imprudente. O eres un experto titulado, o eres prudente. Yo soy extremadamente prudente. Por eso vuelven mis clientes. Las que repiten la experiencia suelen ser universitarias delgadas. Una de ellas me visitó seis veces en dos años. Ahora llevo tres años sin verla; dudo que vuelva a echarle la vista encima. También hay mujeres casadas que vienen con sus maridos. La primera vez, el asunto resulta vergonzoso y desagradable. A partir de la segunda, se convierte en una rutina. Como ir a ver al dentista para que te empaste una caries que se reproduce por tomar muchos dulces.
En un intento premeditado de dañarme y autodestruirme, he empezado a fumar. Nunca en la clínica. Siempre en la calle adonde da la puerta principal. Nunca llevo encima cerillas ni mechero. Pedir fuego es la única excusa que tengo para hablar con la gente. Lamentablemente, en los callejones de Colaba sólo te encuentras con proxenetas o con turistas alemanes en busca de la India aria, que antes de nada quieren saber si eres brahmán. El vecino de al lado, que tiene una tienda de souvenirs, no me dirige la palabra. Es jainista, el epítome de la no violencia. Ni siquiera come patatas, porque al sacarlas de la tierra se perjudica y se mata a los insectos subterráneos.
Soy abortista y, por añadidura, soy musulmán.
Ya me he acostumbrado a que la gente me evite. A lo largo de los años, mis amigos y parientes han ido dándome de lado gradualmente. En la mezquita, me esquivan. A mi mujer y a mí nos invitan a las bodas sólo por cumplir. Y ni siquiera en las bodas nos hacen caso. Nos tratan como a intrusos bien vestidos que se han colado en la fiesta y a quienes no se puede echar a la calle (porque nunca se sabe), pero a los que se mira desde lejos. "



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