Inutilidad de las guerras (fragmento)Asunción de Zea-Bermúdez
Inutilidad de las guerras (fragmento)

"En estos fatídicos momentos, cuando ya toda la tierra se estremece por el estruendo de la metralla que barre carne humana como míseros despojos de la soberbia de los hombres, cuando las corrientes de mansos ríos se tiñen del rojo purpúreo de la savia de la vida, mezclando con su linfa transparente la sangre de los desventurados hijos de tantas madres como a la hora presente lloran la desdichada suerte de esos pedazos de sus entrañas, en esta hora fatal, de angustia y de tormento parece como que es el instante de meditar lo que es y significa la soberbia humana: que no otra cosa lleva en sí la guerra.
¿Quién es el hombre, engreído de su soberbia sobre la tierra?
¿Cómo se atreve a levantarse hasta las estrellas cuando con su lodo puede manchar el firmamento?
Si el acero de su arrogancia no basta para gastar la escoria de su principio... se aparta su vista de sus comienzos y por eso no piensa en su fin...
Esa grandeza de que se jacta, representa un instante en el tiempo y unos palmos de tierra en el lugar. ¿Porque, de su grandeza qué queda?
¿Si no puede vencer las injurias de la muerte a qué blasona a fuerte vida?
Su condición de barro no pude desafiar la duración, y no puede llegar a mucho quien no puede ser menos.
Como mariposa de luces, acaba su dignidad a costa de desengaños, y menos mal si vence sus pretensiones con sus escarmientos. Pero es más frecuente que el humo de su polvo le cause desvanecimiento, y su misma presunción hinche el viento de sus alas para despeñarle: que la vanidad fabrica alas para subir pero jamás para bajar.
¿Si el hombre nace en el llanto, crece en el peligro y acaba en el desengaño, de qué puede envanecerse? "



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