El amor pone cátedra (fragmento) "En efecto, junto al cabo que al agua iba, en la punta de la caña sujetadora, un cascabel de oro lucía como una chispa de fuego. Y el hombre continuó: —Asín, cuando er sábalo pica, er cascabel suena, y si ha picao der to, er cascabel se güerve loco sonando tal que si riese, y entonses uno, que espera tumbao, se va a la caña, tira der hilo, guarda la pesca, y a tumbarse otra ve, que con una mijita de industria y un poco de reso a San Rafaé, que un sábalo tiene en la mano, er milagro se hase, y asín vivimos los pobres de la Ribera. Riendo, marchó Mauro hasta el Potro, ancha plaza arrieril, con posadas de nombres típicos, tal que "La Puya", "El Toro" y "La Herradura"; plaza que recordara nuestro señor Don Miguel de Cervantes Saavedra, y que, como el Zocodover, de Toledo, y las Tendidas, de Valladolid, supieron y aun saben de aviesos Tagarotes, sutiles Pipotas, ágiles Carihartas y muy dispuestos Rinconetes. Y vio también cómo de la fuente que nombre le da, y es un pilón que tiene una columna como de dos metros de talla y en la cúspide el potro encabritado, tomaban el agua que de lo alto fluía y a los cántaros bajaba glugluteando por artificio de una caña hueca, tal que aquella que usase el Lazarillo de Tormes para dejar sin vino al ciego, su señor. " epdlp.com |