La caña y la yedra (fragmento) "A la márgen de un rio una caña creció pomposa y vana; cubierta de rocio ostentábase al son de la mañana, con amoroso arrullo los flexibles listones de su frente la brisa acariciaba, mientras ella en la límpida corriente que su planta besára con murmullo, sobre juncos y adelfas se miraba radiante de placer, ébria de orgullo. No lejos de la orilla desplegando en un árbol sus guirnaldas á una yedra miró tierna y sencilla, y la caña ligera como hermosa, — ¿Por qué con tus festones de esmeraldas, le dijo desdeñosa, llevada de tu amante desvario, para siempre encadenas tu existencia? ¿Ignoras que al amor sigue el hastío? Se libre como yo: ¡con que delicia me agito entre placeres! El Céfiro donoso me acaricia diciéndome al pasar con un suspiro, amor excitas que pagar no quieres. Cual palma airosa columpiarte miro, exclama el ave con su armonioso canto, y deteniendo de su vuelo el giro bebe en mis hojas de la aurora el llanto. Si el ala baten aquilones fieros el verde tallo sin temor inclino: mientras pierden sus ramas y plumeros el ancho roble y el gigante pino. Si la corriente con mis galas todo perlas me ciñe de nevada espuma, y hasta la niebla en su capricho loco mi sien corona con su parda bruma. ¿No envidas mi alegría, mi libertad apreciada? " epdlp.com |