El pueblo gitano contra el sistema-mundo (fragmento)Pastora Filigrana
El pueblo gitano contra el sistema-mundo (fragmento)

"Urge organizar la protesta en defensa de los derechos, sobre todo de los derechos sociales que se verán especialmente amenazados: los salarios, la vivienda, la estabilidad del empleo, la sanidad pública o las pensiones. Sin duda los dueños de los grandes capitales impondrán sus condiciones para conceder las ayudas económicas que alivien la crisis. Y estas condiciones ya las conocemos por situaciones anteriores: la “austeridad”, ese eufemismo que se traduce en el empobrecimiento de “quienes tienen que trabajar para vivir”.
Pero también será necesario, más allá de defendernos, organizar conquistas de nuevos derechos. Esta pandemia podría ser el punto y final de la fase neoliberal del capitalismo. Pero lo que venga después está por decidir. Puede ser una nueva fase del capitalismo tan jerárquica y opresiva como esta o incluso más; o puede ser la oportunidad para establecer unas nuevas reglas del juego, un orden económico y social que garantice el acceso a los bienes para la vida digna a toda la humanidad. Lo que avance cada uno de los polos de esta contienda dependerá de la lucha social que la población sea capaz de poner en marcha, de la capacidad de organización, de establecer alianzas y agendas amplias que seamos capaces de alcanzar.
Pero, sobre todo, estas nuevas organizaciones que consigamos trenzar van a servir para cuidarnos entre todos. Cuando el consumo y lo público sostengan cada vez a menos gente, la vida va a tener que buscar maneras de ser sostenida colectivamente.
La propia consigna político-sanitaria para afrontar la pandemia en el mundo entero ha sido apelar a lo colectivo frente a lo individual. Apelar a un sentimiento de apoyo mutuo: lo que hagas con tu salud afecta a otros, y la de otros afecta a la tuya. El virus nos ha hecho recordar que biológicamente funcionamos como un solo cuerpo. Y de repente el concepto de interés general se ha materializado en un mundo donde sólo cabía hablar de intereses individuales.
Estas nuevas organizaciones van a nutrirse principalmente de la necesidad de cuidado que la mayoría va a tener. Estas organizaciones van a ser causa y consecuencia de la politización de ollas populares, de luchas por preservar la vivienda o de movilizaciones por la renta. Van a servir para articular la protesta, pero también para la autodefensa legal, el economato y la creación de actividades económicas alternativas para la supervivencia. Algunos autores han llamado a esto bio-sindicalismo, un sindicalismo vital que une a las personas no sólo en pos de la defensa de sus derechos, sino para proveerse de lo necesario material y psicológicamente para sostener sus vidas. Quizá sea una vuelta al primer sindicalismo decimonónico, donde el economato o la cooperativa de viviendas formaban parte de su actividad.
Pero al siglo XIX sólo podemos acceder a través de lo que ha quedado escrito. La propuesta de este libro es que el ejemplo lo podemos tener más cerca, que las formas de organizaciones que sindican lo vital ya existen en los márgenes, resistiendo un colapso que siempre ha estado.
Poner el bien general por encima de los intereses individuales ha sido la manera de sobrevivir a la persecución y el expolio de muchos grupos humanos, como el pueblo gitano. Hoy le toca a la sociedad mayoritaria afrontar una crisis sin precedentes donde la vida de muchos está amenazada, y salir con éxito de este colapso dependerá de la capacidad de preservar el bien común y de buscar soluciones que nos piensen como nos piensa el virus, como un solo cuerpo. Aquí he dejado unas pistas de cómo lo han hecho otros en momentos parecidos, el resto es inspiración. "



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