La máscara de Apolo (fragmento)Mary Renault
La máscara de Apolo (fragmento)

"De vez en cuando, los llantos se interrumpían para que un nuevo visitante recitara sus versos. Los vecinos se marcharon pronto —los extraños a la farándula no saben qué decir de un actor—, pero sus colegas artistas se quedaron, pues mi padre fue siempre un hombre apreciado. Y no dejé de oírles repetir lo buen compañero que era en el trabajo y lo dispuesto que estaba siempre para ayudar a un amigo. (Mi madre, pensé, hubiera preferido la noticia de que había guardado algunos ahorros). Jamás se agotaba, decían; era capaz de ejecutar cualquier papel. Y me contaron algunas anécdotas que me causaron asombro, pues aún no tenía idea de que en una gira puede suceder cualquier cosa. Qué gran talento tenía el pobre Artemidoro, decían. Y qué lástima que no le hubieran tenido en cuenta en las Leneas; nadie recuerda una Polixena interpretada con más sentimiento, pero ese año quiso la suerte que hubiera malos jueces. Dejé las tijeras y corrí adentro, con el cabello trasquilado como el de un felón y los mechones guardados en la toalla. Como si alguien fuera a reprobar mis lágrimas, me escondí como un perro herido, sollozando y sofocando mi llanto tumbado en el lecho. Pero no era de los asistentes al duelo de quienes me ocultaba, sino de mi padre, tendido en el féretro y silencioso como un extra, con su rostro muerto por máscara, esperando para hacer el mutis. No estoy seguro de cuándo descubrí que yo tenía más talento que él. Un par de años antes…, no, tres; había cumplido los dieciséis cuando le vi como el joven Aquiles en El sacrificio de Áulide y dudo que ya entonces fuera una novedad para mí. Siempre se movió bien y sus manos podían expresarlo todo. Nunca oí más encanto en su voz. "


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