Los días perfectos (fragmento)Jacobo Bergareche
Los días perfectos (fragmento)

"Me doy cuenta ahora de que durante el último año los momentos de felicidad más recurrentes y reales de mi vida han sido lo que Carmen, mi hija pequeña, llama guerra. Es un breve ritual de pelea simulada que Carmen me exige muchas noches, antes de ir a la cama. Ella me mira con furia y me lanza sus piernas y brazos con movimientos amenazantes inspirados en algún arte marcial que ha debido de ver en el patio del colegio, yo debo cazar alguno de sus miembros al vuelo, inmovilizarla, hacerla girar sobre mis brazos en una voltereta y arrojarla al colchón de la cama, después ella intenta levantarse y yo debo impedírselo con cierta violencia, empujando su frente hacia atrás mientras se incorpora, ella se estrella en la almohada y trata de levantarse de nuevo, y yo la tiro hacia atrás otra vez. Después le agarro de los tobillos, y de una sacudida la volteo y la dejo boca abajo, y una vez boca abajo, le hago cosquillas hasta que dice basta. Ella aguanta todo lo que puede antes de rendirse, entre carcajadas y alaridos. A veces algo sale mal, y ella me golpea en la nariz y me hace daño, o yo le clavo las uñas y le dejo una marca, o ella se estrella contra la pared y termina llorando. Pero la mayoría de las noches me pide más, exige que repitamos la voltereta, y el volteo por los tobillos, y las cosquillas en los pies, y me chantajea diciéndome que si no prolongamos la guerra no me dará un beso de buenas noches, sabe que mi día no termina bien sin su beso de despedida antes del sueño. "


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