Nacionalismo y cultura (fragmento)Rudolf Rocker
Nacionalismo y cultura (fragmento)

"Incluso los representantes más conocidos de las ideologías nacionalistas del siglo pasado: Arndt, Schleiermacher, Fichte, Jahn y los hombres de la Liga Germana de la Virtud; Mazzini, Pissacane, Niemojowsky, Dvernicki, la Joven Europa y los demócratas alemanes de 1848, limitaban sus ideas de la nación al dominio del idioma común. La canción de Arndt: ¿Qué es la patria alemana?, muestra lo mismo. Y es significativo que tanto Arndt como Mazzini no se refirieron en sus aspiraciones nacionales unitarias al lenguaje popular, sino al lenguaje escrito, para alcanzar una patria lo más grande posible.
El lenguaje común fue tan importante a los ojos de los propulsores del pensamiento nacional porque era el medio principal de expresión de un pueblo y en cierta manera debe ser considerado como el resultado de toda su vida espiritual. El idioma no es invención de hombres aislados. En su origen y desenvolvimiento ha cooperado la totalidad y continúa cooperando incesantemente, mientras el lenguaje está vivo. Por eso, para los propulsores de la idea de la nación el idioma apareció como el resultado más puro de la creación nacional y se convirtió para ellos en el símbolo inequívoco de la unidad nacional. Y sin embargo, esta concepción, por seductora e irrefutable que pueda parecer aun a la mayoría, se basa en una presunción enteramente arbitraria. De los idiomas actualmente  existentes no hay ninguno que se haya desarrollado en un pueblo determinado. Es muy probable que haya habido alguna vez idiomas homogéneos; pero ese tiempo está muy lejos de nosotros y se pierde en la época más primitiva de la historia. La homogeneidad del idioma desaparece en el momento en que tienen lugar relaciones recíprocas entre las hordas, tribus y pueblos diversos. Cuanto más numerosas y diversas se vuelven esas relaciones en el curso del tiempo, tanto mayores préstamos obtiene cada lenguaje de otros lenguajes, cada cultura de otras culturas.
En consecuencia, no hay idioma que sea producto puramente nacional, que haya surgido de un determinado pueblo o de una determinada nación. En todos los actuales idiomas culturales han cooperado hombres de diversa procedencia, y no podría menos de ocurrir que un idioma, mientras es hablado, reciba sin cesar elementos lingüísticos extraños, a pesar de todas las leyes de los fanáticos del purismo. Todo idioma es un organismo en constante circulación, que no obedece a ninguna regla fija y se burla de todos los dictados de la lógica. No sólo por el hecho de que acepta continuamente los elementos más diversos de otros idiomas —un fenómeno condicionado por incontables influencias y puntos de contacto de la vida cultural—, sino porque su tesoro lingüístico está en perpetua transformación.
Poco a poco e insensiblemente se modifican las graduaciones y los matices de los conceptos que encuentran su expresión en las palabras, de modo que ocurre muchas veces que una palabra nos dice hoy justamente lo
contrario de lo que ha significado en su origen. No hay un solo idioma cultural que no contenga una enorme cantidad de vocablos extranjeros; querer purificarlo de esos invasores extraños sería tanto como llevar un idioma a la disolución completa, siempre suponiendo que esa purificación fuese posible. Todo idioma europeo, cualquiera que sea, contiene una cantidad inmensa de elementos extraños con los que se podrían llenar diccionarios enteros. "



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