Fragmentos en espiral desde el pozo "Nunca hablé de aquel pozo: paredes de cobalto, como de noche antigua, vegetación de trópico anhelante girando en su vivir y un sol de brocal. La historia de aquel hombre era la vuestra (en cierto modo, claro). Dejadme que lo explique, aunque la historia se me diluya en búsqueda constante de palabras. Sólo acierto a decir que su latido era distinto, como es distinta la manzana cuajada en igual árbol incluso en igual rama que sobre el huerto extiende su plena gravidez. Paciente en su cavar prolongaba la ruta del misterio; noche crecida, abismo que profundiza lo ignorado, y siempre arriba la girante rueda, su halo inconfundible de cósmico lucir. En luz ponía la mirada, mientras la hondura razón le daba de existencia. Eso que llaman días le cubrieron sin tregua. Días, noches y una lluvia de estrellas como recién cortadas. Su pozo inacabable parecía. Minero permanente con vocación de vuelo, cediendo al peso de acontecer y tierra. Limo de la creación, barro del barro; arcilla y leve soplo. No es mucho, no, un casi nada apenas. Serenamente lo pensaba y fue quitándole a su barro el vidrio, los esmaltes; toda decoración. ¡Tierra! Tierra tan solo con su porosa piel. " epdlp.com |