A Sylvia BeachAdrienne Monnier
A Sylvia Beach

"¡Te saludo, oh mi hermana nacida allende el mar!
He aquí que mi estrella se juntó con la tuya,
No fundida en el fuego del primitivo sol,
Mas viva, exacta y nueva en su gracia extranjera,
Pródiga de tesoros que recogió en su curso.

Atenta a las promesas que en los ojos del hombre
Escribe nuestra Madre, cantaba, solitaria,
El brillo y el oriente de diamantes y perlas.
Ocultaba en mi pecho como un pájaro frágil,
La esperanza medrosa que se nutre de mieles.
Consagraba al pudor, cruzados lienzos blancos,
La conciencia naciente bautizada con llantos.
¡Gracias a ti, oh hermana, puedo escapar, ahora,
A esos tormentos, a esas miserias y pesares
!Recobro ya mis fuerzas, y si amo la Noche,
Si escruto todavía sus últimos terrores
Es para madurar la paz de un día postrero.

Ya nos ve Mediodía una frente a la otra
De pie en nuestros umbrales, al borde de la calle,
Suave río de sol que tiene en sus riberas
Nuestras dos Librerías.
Tras la labor levanta Mediodía tus manos
Y las mías, es hora de almuerzo y de silencios,
Y aviva los destellos, en las señas que hacen,
De la llama que esconden aún nuestros países.

Traducción: Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán"



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