El problema de las dos Españas (fragmento)Jesús Ynfante
El problema de las dos Españas (fragmento)

"Fue a partir de Castilla desde donde se redujo a una unidad nacional en conjunto de los pueblos peninsulares, excepto Portugal; sin embargo, el nombre español no ha sido de factura castellana, catalana, gallega o andaluza. Como acertadamente ha señalado Américo Castro, los cristianos que emprendieron la tarea de ir arrojando a los moros hacia el sur de la Península y luego hacia África, carecían de un nombre secular que los aunara a todos, por lo menos hasta el siglo XIII, y fue en 1948, cuando el profesor suizo Paul Aubischer demostró en “Estudios de toponimia y lexicografía románicas”, CSIC Barcelona, que español es palabra extranjera y como también reconoce Américo Castro, español no era vocablo castellano, pues lo esperable era que hispaniolus en latín hubiese dado españuelo. Y a quien reivindica la condición de español por antonomasia conviene calificarle históricamente como españuelo.
También en la actualidad ha quedado claro que la palabra Hispanias, que tiene un origen semita, probablemente fenicio o protofenicio, quiere decir “tierra rica en metales”. Se comenzó a utilizar el término en plural para referirse a la variedad y riqueza de la Península Ibérica, la región situada entre las montañas de los Pirineos y las playas del Estrecho, cuando pueblos más o menos nómadas como los fenicios arribaron desde las costas africanas a la Península Ibérica.
Si los francos llamaron Francia a la tierra que dominaban y el nombre de Inglaterra enlaza con el de anglos, los habitantes de la Península no supieron o no pudieron darse un nombre que a todos los abarcara y a la postre aceptaron uno venido de fuera. Por ello, que español haya sido un provenzalismo ofrece aspectos históricos que aún provocan inquietud a una masa cada vez más reducida de españolistas en la Península Ibérica. “La historiografía española de nuevo estilo ha de abrirse camino a través de mitos y silencios”, ha señalado Américo Castro, en espera de que “los historiógrafos españoles se dedican a llamar españoles a quienes realmente lo son, y no a los entes fabulosos que hoy ocupan su fantasía”. "



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