La tiranía de la comunicación (fragmento)Ignacio Ramonet
La tiranía de la comunicación (fragmento)

"La irrupción del multimedia, cuyo impacto se ha equiparado al de la invención de la imprenta por Gutenberg, sitúa al sistema informacional en el umbral de una profunda revolución, que coincide con su progresiva pérdida de fiabilidad.
La articulación del televisor, la PC y el teléfono, ha creado una nueva máquina de comunicar, interactiva y basada en las posibilidades del tratamiento digital de la información. Reuniendo los múltiples avances que han experimentado los media1 hasta ahora dispersos (a los que se agregan el fax, la telemática y la monética), el multimedia e Internet significan una ruptura y podrían transformar todo el campo de la comunicación, no sólo en los aspectos tecnológicos, sino también en la esfera económica, tal como espera el presidente norteamericano William Clinton, que lanzó el ambicioso proyecto de las autopistas de la información para reafirmar el papel de Estados Unidos como líder de las industrias del futuro.
Se están produciendo en este momento giganteas fusiones entre los mastodontes de la telefonía, el cable, la informática, la televisión, la publicidad, el vídeo y el cine. Se suceden absorciones y fusiones que movilizan decenas de miles de millones de dólares... Algunos sueñan con un mercado perfecto de la información y la comunicación, totalmente integrado gracias a las redes electrónicas y los satélites, funcionando sin fronteras, en tiempo real y sin interrupción. Lo imaginan construido según el modelo del mercado de capitales y de los flujos financieros, que se mueven de forma permanente...
Como ejemplo del futuro comunicacional se cita con frecuencia el éxito (real) de Internet, una red mundial de microordenadores que dialogan entre ellos gracias a la generalización de los módems. Nacido en Estados Unidos en 1969, y adoptado muy rápidamente por la comunidad científica y universitaria internacional, Internet constituye efectivamente un modelo de convivialidad telemática, amenazado cada vez más por los apetitos económicos que se ciernen sobre los cerca de 100 millones de usuarios conectados, maravillados habitantes de un ciberespacio inmaterial.
La prensa escrita no se encuentra a salvo de este huracán de ambiciones desencadenado por el desafío del multimedia y la nueva utopía tecnológica. Muchos de los grandes periódicos pertenecen ya a mega grupos de comunicación. Las escasas cabeceras de prensa aún independientes que sobreviven en Europa, fragilizadas por la caída de los ingresos publicitarios, siguen siendo objetivo de la codicia de estos nuevos amos del mundo. Este moderno tinglado comunicacional y la vuelta de los monopolios, preocupan lógicamente a los ciudadanos, que recuerdan las llamadas de alerta lanzados por George Orwell y Aldous Huxley contra el falso progreso de un mundo administrado por una policía del pensamiento. Y temen la posibilidad de un condicionamiento sutil de las mentes a escala planetaria. "



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