Tangerina (fragmento)Javier Valenzuela
Tangerina (fragmento)

"Nunca antes había visto un cadáver. Quiero decir un cadáver recién muerto, allí donde ha caído, sin que el personal de una funeraria lo haya retirado y adecentado.
A punto de cumplir los veinte años, vi a mi madre en su ataúd, fallecida el día anterior en un accidente de tráfico, pero su mortaja sólo dejaba al descubierto una cara muy maquillada. Dos décadas y pico después, mi padre, abatido por un cáncer de pulmón, se veía muy digno en el féretro con un traje de chaqueta con corbata. En ninguno de los dos casos pasé de darles un vistazo fugaz en el tanatorio, y, aun así, me resultó muy doloroso en el primero y muy triste en el segundo.
Ahora Alicia y yo teníamos a un metro de distancia el cuerpo de una persona tal y como había dejado de respirar. Estaba en el recibidor de un apartamento situado en la tercera planta de un inmueble de la rue Rabelais, no lejos de la plaza de las Naciones. Con los brazos y las piernas desmadejados, el cadáver era como una gran marioneta dejada caer de cualquier modo sobre una alfombra moruna. La alfombra estaba empapada de la sangre que le había brotado del cuello. "



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