Arena negra (fragmento)Cristina Cassar Scalia
Arena negra (fragmento)

"La cima del Etna parecía un brasero que vomitaba fuego sobre el que se alzaba una columna de cenizas y lapilli. La colada parecía haberse dirigido de nuevo hacia el valle del Bove, una depresión no edificada en la ladera oriental que hacía las veces de cuenca receptora y se convertía en la salvación de todos los pueblos situados en la falda del volcán.
Pero en la vida existen realidades cuya importancia solo puede valorarse a posteriori. Muy a menudo, las cosas no son lo que parecen, regla básica que no debe olvidarse jamás.
(…)
Vanina arrugó la nariz. Grandilocuente y tan meticuloso que la sacaba de sus casillas. Pero cuando él estaba de guardia, el forense era casi siempre Adriano Calí: el mejor, además de gran amigo de Vanina. Saber que se iban a ver la ayudó a salir del estado catatónico en el que se había precipitado aquella noche. Hasta la llamada de Spanò, contrariamente a lo habitual, le empezó a parecer un incordio. Por otro lado, tampoco era justo echarle la culpa a su colaborador. De acuerdo, era cierto que si Spanò no estuviera tan integrado en la sociedad catanesa, en la que tenía muchos contactos, a esas horas aquel marrón habría ido a parar directamente a las manos de los carabinieri, cuyo cuartel de Sciara estaba a un paso de la villa en cuestión. Pero también era cierto que, de haber sido un caso interesante, ella se habría tirado posteriormente de los pelos por haberlo dejado escapar. Porque a la subcomisaria Garrasi le gustaban los marrones. Mucho. Y cuanta más dedicación le exigían, cuanto más le quitaban el sueño y más le robaban los días de vacaciones y los domingos, más se entregaba a ellos. En cuerpo y alma. "



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