Papi (fragmento)Rita Indiana
Papi (fragmento)

"Aquí llegan en patanas decoradas con banderas de plástico rojo, rojo y amarillo, amarillo y morado, banderolas y confeti y serpentinas rojas, en peinadoras con bocinas a 300.000 vatios, haciéndose campaña, dando golpes de barriga y de pechuga tan intensos que a veces se les brota una tripa o un ojo, furiosas, demoníacas, preciosas, horribles fulanas de tal. Me odian, me odian, me odian, me odian, porque tienen que quererme, porque tienen que quererme, porque tienen que quererme.
Nos están alcanzando, le digo a papi, que saca una pistola de debajo de su asiento y me la pasa diciendo “dispara”, bajando la cabeza al nivel del guía porque nos están disparando, nos están tirando piedras, granadas, pelucas de cerámica que explotan muy cerca de la carrocería de nuestro carro, que rueda haciendo cortes de pastelitos a 200 millas por hora en el malecón. Saco un brazo y hago fuego y hago fuego y hago fuego y se oyen los gritos de las novias de papi cayendo de sus carrozas, heridas de muerte, agarrándose un pecho. Y sigo haciendo fuego con las armas que papi no deja de pasarme sin mirarme y bajando la cabeza y manejando con las rodillas y con la otra mano bajándome a mí la cabeza para que no nos maten, para que las bazookas de las hijas de la gran puta pasen de largo.
Y las carrozas que están muy decoradas con estatuas de papier maché y papel crepé (ídolos taínos, carabelas de Colón, Marías Montezes) comienzan a coger candela y las arpías escupen para apagarla, pero la saliva de las arpías tiene un ph combustible que hace que las carrozas enteras cojan fuego y el fuego ya les llega a los pantihoses y yo sigo vaciándoles las pistolas de papi encima y tumbo putas a troche y moche, y la multitud, que a ambos lados de la avenida George Washington disfruta del desfile, se rompe las manos aplaudiendo cada vez que una puta se cae de la carroza hecha un colador, y yo saludo a la multitud y ellos me hacen ba bay con la manita mientras se le echan encima a las mujeres muertas para quedarse con los collares y las pulseras. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com