Cultura y Democracia (fragmento)Marilena Chaui
Cultura y Democracia (fragmento)

"Afirmar la cultura como un derecho es oponerse a la política neoliberal, que abandona la garantía de los derechos, transformándolos en servicios vendidos y comprados en el mercado y, por lo tanto, en privilegios de clase.
Esa concepción de la democratización de la cultura presupone una concepción nueva de la democracia. De hecho, estamos acostumbrados a aceptar la definición liberal de la democracia como régimen de la ley y del orden para la garantía de las libertades individuales. Dado que el pensamiento y la práctica liberales identifican competencia y libertad, esa definición de la democracia significa, en primer lugar, que la libertad se reduce a la competencia económica de la denominada “libre iniciativa” y a la competencia política entre partidos que disputan elecciones; en segundo, que hay una reducción de la ley a la potencia judicial para limitar el poder político, defendiendo a la sociedad contra la tiranía, ya que la ley garantiza los gobiernos escogidos por la voluntad de la mayoría; en tercer lugar, que hay una identificación entre el orden y la potencia de los poderes ejecutivo y judicial para contener los conflictos sociales, impidiendo su explicitación y desenvolvimiento por medio de la represión; y, en cuarto lugar, que, aunque la democracia aparezca justificada como “valor” o como “bien”, es encarada, de hecho, por el criterio de la eficacia, medida, en el plano legislativo, por la acción de los representantes, entendidos como políticos profesionales, y en el plano del poder ejecutivo, por la actividad de una elite de técnicos competentes a los cuales cabe la dirección del Estado.
La democracia es, así, reducida a un régimen político eficaz, basado en la idea de la ciudadanía organizada en partidos políticos, y se manifiesta en el proceso electoral de elección de los representantes, en la rotación de los gobernantes y en las soluciones técnicas para los problemas económicos y sociales.
De este modo, hay, en la práctica y en las ideas democráticas, una profundidad y una verdad mucho mayores y superiores a las que el liberalismo percibe y deja percibir.
Podemos, caracterizar a la democracia como superadora de la simple idea de un régimen político identificado con la forma de gobierno, tomándola como forma general de una sociedad. Decimos entonces, que una sociedad —y no un simple régimen de gobierno— es democrática cuando, más allá de elecciones, partidos políticos, división de los tres poderes de la república, respeto a la voluntad de la mayoría y de las minorías, instituye algo más profundo, que es condición del propio régimen, o sea, cuando instituye derechos y que esa institución es una creación social, de tal modo que la actividad democrática social se realiza como un contra-poder social que determina, dirige, controla y modifica la acción estatal y el de los gobernantes. "



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